GOTA A GOTA
La traición
Como por arte de magia, la historia, los principios, las diferencias se disuelven. Y aparece un frente ciudadano que reúne a izquierda y derecha. No es con fines electorales, dicen entonces ¿para qué? Tal vez se trate de la nueva política. Tal vez de su desaparición. O ¿de la posmodernidad de México que no alcanza a comprender mi pobre mente? Conformismo de una izquierda decadente. Desmedida ambición de una derecha autocomplaciente. Las cúpulas se divorcian de sus bases militantes que acaso se mantienen fieles a sus principios. Y pactan una negatividad, por así decirlo. No a la continuidad oficial, no a la amenaza del caudillismo y la egolatría del rencoroso.
¿Sobrevivirá, el pacto tan pronto como surjan las definiciones? Mucha gente cree que no. Pues finalmente, Barrales tratará de imponer su línea pese a su bajo perfil ideológico y moral, al igual que Anaya, locuaz y pragmático como él solo. Dejo a un lado a Dante Delgado, una veleta de poco fiar.
Lo único que me queda claro es la naturaleza efímera de estos acuerdos, las voluntades descarriadas de esos pretensiosos, la nula adhesión a los ideales que dieron origen a cada cual, por no decir la traición, que es, según el diccionario, un quebranto de la lealtad a alguien o bien a algo.