GOTA A GOTA
La obscenidad
Bernie Sanders, senador estadounidense por el partido demócrata ha ganado notoriedad como adalid de las mejores causas de su país; es un ciudadano consciente del cambio climático, defensor de la comunidad lésbico-gay, partidario de la asistencia universal de salud. Pues bien, este hombre inteligente y progresista, ha declarado, a raíz de la aprobación de la reforma fiscal propuesta por Donald Trump, que se trata de una reforma ‘obscena’.
Aclaremos. La palabra obscena proviene de la expresión latina ‘obscenus’ que significa siniestro, torpe, desvergonzado; impúdico, no sólo referido a la lascivia, a la falta de pudor en el ámbito sexual. Recuerdo que hace mucho Herbert Marcuse calificó de ‘obsceno’ eñ hecho de que el Cardenal Francis Spelmman, obispo auxiliar de Boston y entonces ¡vicario apostólico de las fuerzas armas!, bendijo los barcos que zarparon rumbo a Vietnam en son de guerra. Guerra siniestra que masacró a poblaciones
enteras.
Pues bien, ahora esa palabra, proferida por Sanders, sugiere la malicia de una reforma que, al reducir los impuestos a las grandes corporaciones –del 35 al 21%-, Trump beneficia a sus amigos ricos y a él mismo, so pretexto de conceder ventajas en la competencia, de atraer más inversiones y generar empleos, aunque se trata de un mero espejismo político. El desvergonzado Trump quién gusta de caminar sobre estrechas cornisas al borde del abismo, se jactará de su victoria en la inmediatez. Ha cumplido su promesa. Pero ahondará las desigualdades sociales: los ricos serán más ricos, los pobres más pobres; los empleos no crecerán pues la robotización burlará tal propósito. Amén de que la complacencia tributaria arrastrará a ese país a un endeudamiento inevitable para financiar el gasto público. Siniestra y torpe la decisión de la mayoría republicana que habrá de pagar cara la obsecuencia con su líder a quien sólo importa la momentánea delectación de narcisismo. De ahí la adjetivación de Sanders. Rotunda y visionaria