JAIME FONT FRANSI
Mal empezó la semana para nuestro rey de la mitología greco-romana, Neptuno, pues el pasado lunes, fue objeto de una violenta y trágica caída al interior de la bella e icónica fuente neoclásica de finales del siglo XVIII, obra del arquitecto celayense, Francisco Eduardo Tresguerras (1759-1833).
Una de las fuentes más emblemáticas y queridas de nuestra ciudad, ubicada en la esquina del que antaño fuera el atrio del conjunto conventual de Santa Clara de Jesús del siglo XVII (hoy, Madero y Allende)
Nuestro Neptuno, que más bien parece, por su complexión un “Cristo de la Flagelación” o “de la Columna” es una espléndida obra fundida en bronce del escultor, Abraham González, misma que se colocó en 1985, para sustituir la original de cantera labrada por el artista queretano, Juan Izguerra, misma que había sido severamente vandalizada un año antes, en 1984. Año en el que fue resguardada a un costado del patio principal de la antigua Presidencia Municipal (hoy, Madero y Guerrero).
La talla pétrea de Izguerra, acompañó la obra de Tresguerras, desde su inauguración en la esquina de la que fuera la antigua huerta de San Antonio en el año de 1797 hasta 1985, siendo mudo testigo de la historia urbana de nuestra ciudad por casi doscientos años. Incluso, le tocó el trasladado desde la esquina de San Antonio hasta la esquina de Santa Clara en 1909. Dicho movimiento, se realizó para liberar totalmente la plaza de San Antonio, donde también estaba un popular mercado de sombreros, para que ahí, se pudiera colocar el Monumento a la Corregidora y conmemorar así, el Centenario de la Independencia en 1910. Este importante Monumento es obra del ingeniero Carlos Noriega y cuenta con extraordinarios bronces, tanto de la estatua de Doña Josefa Ortiz de Domínguez (solo el manto es de cobre), así como las cuatro águilas y el esclavo con las cadenas de su base. Todos ellos, fundidos en la casa Gladenbeck, ubicada en Berlín, Alemania (dato que se puede leer en las bases de las águilas).
El actual Neptuno, ahora en convalecencia para su próxima restauración, tras el reprobable acontecimiento del lunes, fue junto con la Corregidora, de las últimas obras que restauró y patinó, nuestro querido amigo, el escultor, Juan Velasco y Perdomo en 2014. Tuve el privilegio, siendo Director de Sitios y Monumentos del Gobierno del Estado de poder coordinar la intervención, que incluyó la restauración de la fuente y la estatua, así como la implementación de todo un sistema de saneamiento acuífero, para neutralizar los agresivos agentes nocivos, como por ejemplo las sales, protegiendo de esta manera, tanto la cantera de la fuente como el bronce de la estatua. Fue un gran esfuerzo de restauración.
El patinado se realizó en dos tonalidades (negro y verde) y se le dió mediante calor con sopletes, sombreados y esfumados, entre muchos otros detalles de este tipo.
Fue un acontecimiento muy triste, indignante y reprobable ver a nuestro Neptuno caído después de casi cuarenta años de gallardía monumental, con su trinche en la mano derecha, y su ilustre gran pez en la otra mano. Las estatuas, son cómplices de nuestra vida cotidiana y forman parte de la memoria colectiva del acontecer histórico de los pueblos. Afortunadamente, no fue hurtado para ser vendido en partes y por kilo, como vil moneda de cambio.
Esperemos, que pronto lo veamos nuevamente de pie, bajo su arco de medio punto que lo cobija, viendo pasar el tiempo mientras escucha el borboteo de los tres surtidores piramidales de agua distribuidos en el medio brocal que lo acompaña. Una invaluable obra de arte, donde chicos y grandes, nos detenemos para verla y admirarla sobre su bello y elaborado pedestal, y de vez en cuando, hasta tomarnos la foto.
¡Larga vida al rey de los mares!
*PRESIDENTE DEL CAPÍTULO QUERÉTARO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE ARQUITECTURA