Hoy me encuentro muy clásico, del latín: “Honor cui honorem meruit”, honor a quien honor merece y “Honor alit artes”, la consideración, la gloria hace vivir a las artes (Cicerón), porque esta semana se nos atravesaron dos eventos cercanos.
En primer lugar, el viernes 17, Los periodistas entregaron un merecido reconocimiento al Dr. Jaime Zúñiga Burgos, De Periodistas a Periodistas, por su destacado aporte al quehacer informativo en Querétaro, durante 63 años. Honor cui honor al Dr. Zúñiga Burgos, Cronista del Estado, es necesario destacar la labor de quien lleva la crónica de nuestro estado, el pulso de la historia. Ello contribuye a fortalecer la identidad de un pueblo, a rescatar los valores perdidos en el infierno del crimen organizado y a elevar nuestra conciencia de las raíces que tenemos bien firmes en el pasado. Estos reconocimientos nos llevan a vernos la cara, en reconocernos en la alteridad, en el otro. De periodistas a periodistas. Somos por los otros, Mitsein, somos en los otros, decía Heidegger, o como decía Borges “Somos gratamente los otros”. Por ello no podemos ahorrarnos los reconocimientos de los éxitos de las personas que se los merecen, son parte de nuestra sociedad, de nuestra compañía, de nuestro entorno que nos construye como miembros del grupo humano del que formamos parte.
Por otro lado, es necesario destacar el éxito de la Posada Tradicional del Recuerdo, el mismo día, dirigida por el brillante joven director del Conservatorio de Música, el Maestro Erick F. Escandón, que merece todo nuestra consideración y gloria (Honor alit artes), porque de eso vive el arte, eso dice Cicerón y nosotros también.
La posada es un evento que hay que destacar porque fue ejecutada con verdadera maestría por el Coro y la Orquesta de la Escuela Diocesana de Música Sacra y el Conservatorio de Música J. Guadalupe Velázquez, dirigidos por el Mtro. Erick Escandón, por la Compañía Floklórica de la Universidad Autónoma de Querétaro de la Maestra Dolores Zúñiga y el Maestro Héctor Córdoba y fue organizada por el Director del Museo Regional de Querétaro, Mtro. Benjamín Avendaño Esquivel. Está claro que la unión, la sinergia de las instituciones, da más que una suma, se multiplica.
La Posada Tradicional del Recuerdo fue creada por el Maestro Eduardo Loarca Castillo, pero es mucho más que un evento puramente religioso, es antropológico, es artístico, antes que nada y, por ello, es universal. La representación no sólo tuvo alusiones litúrgicas, como el Canto de Adviento, obra magistral del Maestro Loarca, sino representaciones de la tradición de los pueblos indígenas de Querétaro, como la Anunciación o la Petición de Posada del pueblo de Tolimán; la Anunciación a las pastoras, danza de pastoras de San Ildefonso, Amealco, o la danza de Flashicos del municipio de Corregidora. No faltaron las representaciones de la Sierra Gorda, como la Danza de la Xaha, de Tolimán, la Danza de San Francisco de Landa y el Huapango Huasteco.
Los clásicos villancicos fueron cantados en un popurrí, pero se cantaron aparte las magníficas obras de músicos surgidos de la cantera queretana, los fundadores y sostenes de la Escuela de Música Sacra y del Conservatorio, obras de J. Guadalupe Velázquez, Cirilo Conejo Roldán, Eduardo Loarca Castillo, Gabriel Juárez León, Francisco Picón, con un autor invitado de la talla de Miguel Bernal Jiménez. Excepto el Popurrí de villancicos mexicanos y universales, la música que se cantó fue música hecha en Querétaro. Y no es cualquier música, es igual, en calidad, sonoridad, ejecución y encanto a la de cualquier ciudad europea o de Estados Unidos. Merece ser promovida, escuchada y difundida. Si de algo debemos estar orgullosos es de nuestra cultura. México no será una potencia económica o militar, pero sí es una potencia cultural.
Aplausos a las tres instituciones que hacen que seamos más queretanos que nunca: La UAQ, el Conservatorio de Música y el Museo Regional. La cultura es la vida de la memoria para Querétaro. Hay ciudades como la nuestra, que hablan y cantan (Eduardo Loarca Castillo (1922-2004).