Gracias a la voluntad de los habitantes y ejidatarios del pueblo de Cobá, y al diálogo sostenido con ellos por los titulares del INAH y del gobierno de Quintana Roo, Diego Prieto Hernández y Mara Lezama Espinosa, respectivamente, se ha logrado concertar un acuerdo para optimizar la visita pública de este importante enclave patrimonial.
Tal compromiso fue explicado por el antropólogo Diego Prieto, quien detalló que, como parte del Promeza, se construirá un Centro de Atención a Visitantes (Catvi) y un museo comunitario, “recintos que no solo ayudarán a la mejor comprensión del sitio arqueológico, sino que hablarán a las y los turistas de la resiliencia y el desenvolvimiento de los pobladores tanto prehispánicos como contemporáneos de Cobá”.
En esta urbe antigua, cuyo topónimo maya significa “tierra húmeda” o “aguas turbias”, se pondrán en marcha diversas labores de investigación y conservación de estructuras arqueológicas, las cuales permitirán la apertura de nuevas áreas a la visita pública.
Asimismo, anunció, se acondicionarán más de 3,400 metros lineales de senderos interpretativos, se renovarán la unidad de servicios de la zona y el campamento arqueológico, al tiempo que se habilitará una ciclovía y un módulo para el depósito de bienes culturales, producto de las investigaciones arqueológicas.
Decretada el 27 de abril de 2023 como Zona de Monumentos Arqueológicos, Cobá tiene sus más tempranos antecedentes constructivos hacia el año 200 antes de nuestra era, y es uno de los pocos asentamientos mayas no costeros que fueron edificados en la cercanía de cuerpos de agua superficiales.
Su apogeo ocurrió entre los siglos IV y VIII de nuestra era, época en la se estableció una dinastía de 14 gobernantes que, de acuerdo con las investigaciones epigráficas más recientes, llegaron a rivalizar políticamente con otros señoríos mayas de gran importancia, como Tikal, en lo que hoy es Guatemala, y Calakmul, en Campeche.