Los espacios que serpentean y que conforman el conjunto franciscano se empotra en las faldas del cerro de las sibilas, donde hace tiempo se llevó a cabo el enfrentamiento entre chichimecas, pames y jonaces contra los conquistadores en la teatralizada batalla del ejército de Bocanegra, con el fin de apaciguar el camino hacia las minas en el Real del Potosí y Guanajuato, se yergue altivo ante las inclemencias, sabedores que un nuevo ataque ahora ya no es probable debido a la gran muralla que rodea a todo el espacio religioso ¡En realidad más de un siglo que esto no sucede! Los que antes atacaban el conjunto religioso para saquearlo ¡Ahora viven en los barrios que rodean la pequeña ciudad de violáceos atardeceres! Con sus propias capillas para evitar el contacto con la ciudad española ¡Así ha sido por los últimos doce lustros!
Una pared de colosales dimensiones da en su frontal el paso del acaudalado río, que con su fiereza permite que los religiosos gocen del cristalino caudal ¡Salud vital para continuar! De la parte hacia el norte cubre un jardín que se alza una casona interior para los religiosos de elegante manufactura – no olvidemos que los franciscanos son el banco de monte pío, que a tasa de un impuesto prendario hacen de capitalizar a los hacendados de la ciudad, tanto en la producción de caña para los rones, como el sustento de trigo y ganado bovino ¡El comercio es parte fundamental de esta ciudad! – la pared norte de la gran muralla corona con el pequeño templo dedicado a San Antonio de Padua, siguiendo hasta el fondo con la callejuela que sube a las casonas de la plaza de armas, pasa por la parte de atrás del convento incluyendo el propio templo de forma en cruz y cierra con cubrir las cinco capillas anexas del conjunto ¡Todo un espacio dedicado a la tranquilidad y parsimonia de estas tierras.
A bien los hermanos frailes tuvieron que reunirse para debatir que de una vez se quite esta gran muralla, cierto es que los años de brutalidad y salvajismo de las tribus nómadas han pasado, desde que se construyó la arquería del Acueducto de Nuestra Señora Santa María de las Capuchinas – también pertenecientes a los franciscanos regalo del Marqués de la Villa del Villar- fueron pacificados, e invitados a fundar sus propios barrios, además de los ya existentes. Así que se han constituido en una gran asamblea de franciscanos en donde a voz a favor y otras en contra ¡Se determina el lograr destruir la gran muralla! Que rodea todo el conjunto franciscano en su totalidad, dejando claro ahora ¡Estarán expuestos los espacios! Tanto para la población de ellos mismos, como el deleite – los de a favor-, la exposición de los espacios a la “chusma”- para los que están en contra-.
Preside la comitiva del debate el hermano Fray Gutiérrez de Aldonsa, mayor de los religiosos y autor de varios debates acerca de la libertad de que las personas gocen de la cabalidad de los espacios arquitectónicos que fueron construidos ¡Cierto sí para otros fines! Pero – alega- ¿Qué de logro contar con las grandes construcciones si nuestros hermanos solo acceden al atrio y a las capillas anexas? El ejercicio del catecumenado comienza en el gozo de los espacios para nuestros hermanitos- alista el comentario.
Los hermanos en contra, alegan que el derrumbar la gran muralla que les rodea los exponen a los maleficios de los no bautizados – aunque esos ataques se terminaron una vez llegó el agua a la ciudad- que de sí el atrio es espacio suficiente para que los españoles e indios logren sus ejercicios ¡Claro que los españoles dentro del templo! Y los indios afuera ¿Cómo cuántos indios nos caben en el atrio? -Alega el prior de calendas de la orden fray Román de Salcillo- Decidme hermanos ¿Cómo cuántos de esos pelados nos caben? – asombrados los hermanos por el tono y el lenguaje usado por un igual a ellos.
-¡Atended fray Salcillo! No es menester de que a nuestros hermanos nativos de estas tierras te les refieras con el tono de menesterosos, atendemos en sus parroquias pequeñas a todos y cada uno de ellos, San Antoñito, San Francisquito, San Gregorio y nuestro colegio de la Santa Cruz, se atienden con el mismo tenor que nuestro gran templo ¡Iguales a magnitud de manera como las flores y las estrellas!
– Está bien- con calma atendió- Decidme entonces ¿Hay o no manera de que sucumbamos ante los embates una vez derrumbemos la gran muralla? ¡Trabajo no sencillo ni que no nos cueste aportar grandes cantidades! – ¡Eso lo tenemos ya planeado hermano! – dijo el fraile Alonsa- Pero deseo ir más allá – Continuó fray Salcillo- ¿Qué pasará si de nueva cuenta estos indios se hacen por las armas y den por encima de nuestro conjunto? Nos pondría en desventaja la falta de protección ¡Me siento desprotegido en mi persona si el muro es destruido! ¿Qué pasará con nuestros arreos del préstamo a los hacendados y productores? La muralla es un fiel protector del dinero que administramos ¡Recordad que esta idea de la muralla fue propuesta por el mismo diseñador del conjunto, por órdenes del propio general Bocanegra! Desde los tiempos de nuestra llegada a estas nobles tierras.
¡Se armó el alboroto! Entre que unos a favor de fray Salcillo y otros de fray Aldonsa, el debate no avanza.
-¡Atención hermanos!- dijo fray Aldonsa- Hagamos un ejercicio de paciencia y calma, cierto es que es una decisión que cambiará la manera de cómo nos movemos y pernoctamos ¡Al alce de que cualquier persona puede llamar a nuestra puerta! Hoy deben esperar a que se abra la reja para ingresar, pero demos un tiempo ¡En cinco días nos volveremos a reunir! Si en ese tiempo siguen las propuestas de unos y de otros confrontadas ¡Citaremos al hermano mayor de la Ciudad de México para que venga y nos guíe en el favor de la mejor decisión! – situación que no le apetecía, porque queda mal con los priores franciscanos.
¡Todos se fueron a sus labores! Los menos se quedaron para simplemente observar algún pequeño debate entre los frailes mayores ¡No sucedió!
Al paso de la noche fueron advertidos desde la reja de la gran muralla que colinda con el paso de la acequia, que viene desde el río mismo que nutre los manantiales del carrizal y la hacienda de Casa Blanca ¡Una viejecilla toca con fervor la campana de la gran herrería!
-¡Hermanos frailes por piedad! – grita la señora -¡Por piedad atendedme! – a la fuerza de que la cequia cargada es peligrosa porque puede llevar hasta a un buey ¡Con la fuerza! Abrieron la reja, dieron un pan a la señora, la conminaron a pasar al atrio ¡Ella se jalonea para escapar y que le siguieran! – ¡Vaya fuerza! – pensó fray Salcillo- mientras recogía su diario, rosario y su boina para caminar detrás de la señora ¡Quien a paso firme se dirigen al lado norte de la gran muralla por la parte de afuera!
Este muro hace de calle a un jardín que retoza de flores y hierbas de aroma – ¡Acercarse hermano! Mirad ahí- la sorpresa del fraile fue mayor ¡Una hermosa mujer de noble ascendencia se retuerce en el suelo! Como si una serpiente le hubiera mordido los tobillos, el fraile se acercó, al momento de levantarla ¡Un feroz arrebato de carnalidad se apoderó de él! ¡Su alma le daba impulsos de pecaminosa lujuria! Jamás había sentido tal tormento ¡En acciones por no ceder el hermano cayó víctima del deseo! La lozanía de la joven sucumbió en los simples parajes del jardín aledaño a la gran pared norte de la muralla.
-¡Perdonadme mi Dios!- se increpaba el fraile ¡Un arrepentimiento fatal le parte el corazón! Se sentía el peor de los criminales -¡Perdonadme joven lozana! Perdonad – llorando le dice.
La joven por el contrario solo le murmura suaves palabras de atención y cuidado – ¡Hermano solo una cosa a cambio de mi total secreto os pido! – en elegante conformación de diálogo le dijo -¡Permite que el gran muro de tus hermanos franciscanos sea derrumbado! Te prometo que si lo cumples ¡Las mieles propias serán por toda la eternidad!
¡El hermano cayó en descomunal locura! Corrió hacia el portón de la entrada al conjunto, arreció su camino hacia la casona que ¡Justo daba hacia el jardín donde había cometido su fechoría! Aún tenía el sabor de la joven ¡Se hizo al baño! – hora que no le tocaba- a la fuerza con el zacate, con tal magnitud ¡Que comenzó a lastimarse! ¡Sangra profusamente! Varios de sus hermanos al verlo en tal situación hicieron por avisar al fraile Aldonsa, quien apenas hacía por dormirse ¡Una vez llegó al lugar observó como se retorcía el hermano fraile en dolor y locura!
-¡Poseído debe estar! – les incrimina -¡Amarradle las manos y los pies! Atended y traer el agua bendita ¡Corred! ¡Cada tiempo es importante! – Sacó su libro de exorcismos y antes de lograr levantar cualquier oración ¡El fraile Salcillo se zafó de los amarres y saltó por el balcón de la casona que da al jardín mismo! ¡Murió en la caída!
Al paso de los días, después del novenario al fraile Salcillo, que todos querían por ser un promotor de mantener a la orden dentro de sus cabalidades y ejercicios para lo que fue fundada, además de siempre tratar de proteger a sus hermanos religiosos en lo referente a la filosofía y las artes, un ávido de la ciencia y caritativo con todos quienes se le acercaban ¡Se tomó la decisión de no quitar la muralla! No solo en el sentido tenor de la protección, sino como una honra a la memoria de quien en tanto empeño puso ¡Para que no fueran expuestos los espacios franciscanos!
-¡Esta muralla nos protege no solo en lo físico!- comenta fray Aldonsa en la comida mientras se leen las sagradas escrituras- ¡También nos protege del mal que nos rodea de la manera espiritual! Aunque no sabemos a verdad de voz lo que ocurrió a nuestro amado hermano Salcillo ¡La vida afuera de la muralla nos expone en demasía! Los arrebatos de locura viven fuera de nuestros espacios ¡Mantengamos el celo de no exponernos! Hasta la buenaventura que nos indique el camino correcto con la bendición de Dios.
¡El temor se apoderó de la ciudad por completo! Al observar que los frailes ya no salen de sus aposentos del conjunto franciscano, construyeron casas alrededor de las capillas en los barrios ¡Ahí viven los hermanos! Guardados a piedra y lodo ¡Solo atienden dentro de sus notarías! En el confesionario ¡Lo mismo pasó con los conventos de las religiosas clarisas, de Santa Rosa de Viterbo y las Capuchinas! También franciscanas.
Una vez se recuperó la calma, de nueva cuenta Fray Aldonsa reunió a sus hermanos y conminó – de nueva cuenta- a debatir que de una vez se quite esta gran muralla.
-¡Hermano mayor! No ha bastado de forma tal lo sucedido con nuestro amado fray Salcillo para parar de una vez y por todas ¡La idea alocada de quitar la muralla! Mantengamos así ¡Insisto que no movamos más! – propone fray Lorenzo de Mier. Los mismos términos de la vez de que fray Salcillo hizo por parar la idea ¡Así se acordó!
Caminaba junto a la herrería de la gran muralla fray Mier ¡Cuando una anciana tira a gritos desde la parte de afuera! -¡Hermanos frailes por piedad! – grita la señora -¡Por piedad atendedme! – corrió veloz fray Mier una vez recogió su diario, rosario y un pequeño bastón que le sirve de apoyo para caminar detrás de la señora ¡Quien a paso firme se dirigen al lado norte de la gran muralla por la parte de afuera! Este muro hace de calle a un jardín que retoza de flores y hierbas de aroma – ¡Acercarse hermano! Mirad ahí- la sorpresa del fraile fue mayor ¡Un baúl con grandes cantidades de monedas de oro! Que se desbordan de la cantidad que no se logran siquiera contar ¡Ante el asombro una extraña emoción se apoderó del fraile! La avaricia pura le vino a su sentido. Sin mediar espacio más fue al conjunto franciscano sudando, jaló la carreta con los caballos y se hizo del botín ¡Tomó camino hacia San Luis Rey del Potosí! Escapó.
Al paso de los días los hermanos extrañados de su desaparición hicieron a la búsqueda por todos los senderos ¡Lo encontraron colgado de un árbol en el mismo camino! Unos simples días después ¡Los baúles completamente vacíos! Saqueados seguramente por ladrones del camino ¡Dejó una nota arrepintiéndose de sus actos! ¡Pidió perdón a toda la hermandad franciscana!
¡Así sin más se decidió quitar la gran muralla que rodea el conjunto franciscano! No hubo resistencia alguna.
El debate ya no era propicio ¡Dar paso a que los habitantes de esta ciudad de Querétaro gocen de los espacios ya construidos! Sea por el fervor o por el sano descanso, la búsqueda de ayuda y el tenor de convivir en esta pequeña ciudad dedicada a la formación de religiosos y misioneros, siendo la entrada del camino de Tierra Adentro ¡El derrumbar la muralla les tardó años llevarla a cabo!
El hermano mayor de este conjunto fray Aldonsa, quien yace en su lecho mortuorio por el cólera ¡Maldición que ha llegado a estas tierras! Se retuerce entre dolores abdominales y mentales ¡Ha perdido lucidez! En su gran elocuencia que le acreditaba ¡Ahora es un despojo de alucinaciones! Los hermanos frailes que le ayudan en sus quehaceres de baño se aterrorizan ¡Ante las historias que cuenta!
¡Habla de un fraile que se quema en las llamas del infierno rodeado de mujeres exquisitas y llenas de lozanía! También de otro fraile ¡A quien le aplasta su cuerpo montañas de monedas de oro! ¡Al no respirar se asfixia! Les narra fray Aldonsa que a él le espera un castigo peor -¡Prefiero no morir y retorcerme del dolor! ¡Lo que me espera es fatal e inhumano! Atendedme hermanos ¡Deseo confesarme de nuevo! Debo expiar mis pecados – les indicaba- ¡Hermano ya te has confesado ayer mismo! Fuimos presentes -¡Pero deseo de nueva cuenta! ¡He descubierto nuevos pecados! – en gritos de dolor yace al suspiro apenas de vida ¡Pagando el mal que le hizo a sus hermanos frailes al ponerlos en tentación!
Sabedor del corazón sano e inocente de ellos, les hizo creer que pecando desaparecería a sus detractores de querer quitar la muralla ¡Pero sus actos no tuvieron piedad con la frágil alma del par de frailes! Hombres buenos. A tiempo de solo dos días fray Aldonsa murió entre gritos de insoportable dolor.
Fray Salcillo y fray Mier aún visitan el lugar de la casona donde vieron caer su inocencia en las manos de la mundana vida. En espectral aparición cada noche en el muro norte del conjunto franciscano. Traban su visita para advertir del mal de la lujuria y avaricia al parroquiano ¡Esa es su condena por tan males pecados!
“Atiende parroquiano, que tu vida de lozanía se envuelve en la miel de lujuria y avaricia ¡Aminora tus pasiones! No te condenes” .