A medida que Querétaro continua con un desarrollo y expansión sin precedentes, enfrenta una dualidad hídrica marcada por sequías prolongadas y episodios repentinos de tormentas que producen inundaciones. Estos extremos, exacerbados por el cambio climático, plantean un desafío que demanda una respuesta no solo urgente sino proactiva. Como presidenta del Consejo Consultivo del Agua, sostengo que la clave para nuestra resiliencia no reside en combatir estas fuerzas después de que ocurren, sino en anticiparnos estratégicamente a ellas. En la “Agenda Azul” planteamos acciones y propuestas para transformar nuestra gestión de riesgos hidrometeorológicos en un modelo de acción preventiva y aprovechamiento sostenible del agua.
Las iniciativas propuestas bajo la “Agenda Azul” nos guían hacia un enfoque integral en la gestión del agua y por lo tanto de los riesgos hidrometeorológicos. La construcción de infraestructura y proyectos que no solo mitigan los efectos de inundaciones o la sequía, sino que también capta y reutiliza el agua para el campo y la ciudad es fundamental. Este enfoque nos permite convertir un potencial desastre en una oportunidad valiosa para reforzar el aprovechamiento de nuestros recursos hídricos.
En el espectro de desafíos que enfrentamos, la sequía ocupa un lugar preponderante, requiriendo acción anticipada. La prevención eficaz de la sequía implica una serie de estrategias que van desde el fortalecimiento de nuestras reservas de agua hasta la promoción de un uso más eficiente y consciente del recurso. Iniciativas como la reforestación y la protección de nuestras zonas de recarga natural son esenciales para mantener el equilibrio hídrico y asegurar que el suelo retenga más agua durante los períodos de lluvia, mitigando el impacto de las sequías futuras. Asimismo, la inversión en tecnologías de riego eficiente y en la promoción de prácticas agrícolas que reduzcan el consumo de agua no solo preservan este recurso vital durante tiempos de abundancia, sino que también nos preparan mejor para enfrentar los tiempos de escasez.
Es imperativo establecer un marco colegiado para la evaluación y asignación de fondos para estas obras, garantizando que cada inversión responda tanto a la urgencia como a la eficiencia en el uso del agua. La creación de fondos de contingencia especializados y la implementación de obras de infraestructura estratégica para el control de avenidas y el aprovechamiento del agua de lluvia son pasos esenciales para una gestión proactiva del agua y para la reducción del riesgo de inundaciones.
La disponibilidad de datos precisos y accesibles sobre el clima y las condiciones hidrométricas es otro elemento fundamental. El establecimiento de un sistema robusto de monitoreo y alerta temprana, junto con la designación de zonas de inundación planificadas dentro del diseño urbano, así como de sequía, son medidas cruciales que permitirán a Querétaro no solo anticiparse a los desafíos sino también prepararse adecuadamente para ellos.
La gestión de riesgos hidrometeorológicos en Querétaro no puede limitarse a respuestas reactivas; el momento de adoptar una postura preventiva es ahora. La “Agenda Azul” nos marca el camino hacia una gestión del agua que abarca desde la anticipación y la adaptación hasta la innovación y el aprovechamiento sostenible. Al incorporar estos enfoques en nuestro marco de gestión del agua, Querétaro no solo se anticipa a los efectos adversos de la sequía o inundaciones, sino que también se posiciona como líder en la gestión sostenible del agua, demostrando que, con la preparación adecuada, podemos convertir los desafíos en oportunidades para un futuro más resiliente.
La acción preventiva es nuestra mejor defensa contra la incertidumbre climática. Juntos, podemos proteger a nuestra comunidad, preservar nuestro entorno y asegurar la disponibilidad de nuestro recurso más preciado para las generaciones futuras. La hora de actuar es hoy, para que Querétaro se mantenga resiliente y próspero.