QUERETALIA
EL QUERÉTARO FUTBOLERO
Gracias a la voluntad del diputado federal Felifer Macías me entrevisté con Silvano Téllez Pacheco, el jugador de futbol originado en Querétaro más carismático que hemos tenido, a pesar de que nació en San José Iturbide, Guanajuato, pero que lo hicimos nuestro desde su más tierna infancia en las calles y vecindades humildes de 16 de Septiembre, Santa Ana y la colonia Niños Héroes. Como los jóvenes de mi ciudad no lo conocieron y escasamente han oído hablar de él, le hice una segunda entrevista, más fuerte que la de mi libro Queretalia, la crónica del cronista, de 2014. También le pregunté de cosas que no le dijo a Manuel Naredo en aquella entrevista para el libro Personajes Cotidianos de Querétaro, Siglo XX, que vio la luz entre 2014 y 2015, en cuatro tomos, ya agotados.
Nació Silvano Téllez Pacheco el 16 de noviembre de 1947, hijo de don Antonio Téllez y Sara Pacheco, llegando a Querétaro a los cinco años de edad, para vivir en el barrio de La Cruz, en humilde vecindad de la calle 16 de Septiembre, por la antigua Casa de Cuna. Estudió la primaria en la “Vicente Riva Palacio”, unos dos años debajo de Fernando y José Ortiz Arana; luego llegó hasta segundo año de secundaria en la diurna número 1, ubicada en la calle de Hidalgo entre Allende y Guerrero. La escasez económica y el ser diecisiete hermanos —sobreviven diez— le obligó a abandonar sus estudios para pelear por la vida —no con la vida como los indejos— y laboró en toda clase de giros como bolero, gelatinero, voceador, paletero, etc. Su contacto con el futbol llanero llegó en el barrio de Santa Ana, a donde su familia se fue a vivir en una vecindad ubicada en la calle de Escobedo 162. Después, en 1967, llegó a los Gallos-Injuve para jugar en la tercera división, cuando el Inajumex era dirigido por Paco Rabell Fernández. En 1970 ascendieron a la segunda, jugando siempre como centro delantero, aunque cuando llegaron delanteros como Kamamoto Jiménez y Jaime Álvarez, el ya veterano Silvano coadyuvaba con su maestría y colmillo como medio volante. El partido que más recuerda fue en la liga 1973-1974, contra los “Arroceros de Cuautla”. En 1972 vinieron a jugar un amistoso al estadio “Municipal” las gloriosas Chivas Rayadas del Guadalajara, y los observadores de las mismas le ofrecieron un contrato, mismo que estuvo a un milímetro de firmarse, pero resultó que ese gran sueño no se pudo cumplir por la intransigencia en las negociaciones de parte del licenciado Juan José Torres Landa García, directivo principal de Gallos, según le contó a Silvano el entrenador del Guadalajara, al hacer pretemporada con ese gran equipo. Téllez fue seleccionado nacional de la división de ascenso de 1970 a 1974, siendo el mayor ídolo que tuvo la afición local en ese tiempo, en el que todos los parroquianos nos conocíamos.
Dejo la voz a Silvano: “La temporada 1972 fue la mía: en ese año quedé campeón goleador con veintidós goles, quedando en segundo lugar con veintiún goles Villafaña, jugador de Salamanca. De la selección nacional de la segunda división tres jugadores tuvimos la invitación del club Chivas del Guadalajara para reforzarlos en el cuadrangular que se efectuó en el año 1972 en Querétaro, con los equipos León Potosino, Chivas y Gallos Blancos.
Los tres jugadores que veníamos de la selección de segunda división éramos Manuel Nájera, Pedro Saldaña y Silvano Téllez, los que nos reportamos con el entrenador de Chivas, que en ese entonces era el señor Chucho Ponce. El equipo de Chivas estaba hospedado en el Hotel Azteca, a orillas de la carretera a San Luis Potosí. Nos reportamos un sábado por la mañana con el equipo de Chivas que jugaba al día siguiente –domingo- a las 12 horas en el Estadio Municipal contra el Potosino, equipo que dirigía el señor Carlos Miloc.
Llegó el domingo y a las 10:00 horas salimos rumbo al Estadio Municipal. Llegamos y ya se imaginarán la algarabía de todos los aficionados cuando me vieron bajar del camión de Chivas; todos me gritaban: “Vamos Silvano, tú puedes jugar en primera división”. La gente me apoyaba totalmente y me quería ver jugar en primera división. Estando en el vestidor el entrenador empieza a dar la alineación y cuál va siendo mi sorpresa que me tocaba iniciar junto con Manuel Nájera -mi compañero de selección-; no me la creía que iniciara como equipo titular de Chivas contra el Potosino.
¡Cómo me acuerdo de esa alineación de Chivas vs Potosina!
Coco Rodríguez.
Manuel Nájera.
Arturo Chaires.
Villalobos
Jáuregui
Sabás Ponce
Hugo Dávila.
Manuel Luna.
Alberto Onofre.
10.Silvano Téllez.
Pepe Martínez.
Con este equipo iniciamos contra el Potosino y el marcador fue a favor de Chivas por 2 a 1, tocándome a mi anotar el primero gol de Chivas. ¿Me creerán que para mí fueron los cuarenta y cinco minutos más inolvidables en mi vida? ¡Jugué esos minutos como si ya hubiera estado jugando con ese equipo desde hacía diez años! Me acoplé, me sentí apoyado con la confianza que me dio el señor Chucho Ponce, el apoyo de mis compañeros, gracias a todos. Gracias a esa gran afición de Querétaro que siempre me brindó todo su apoyo.
Les dije a los directivos de Chivas que por el momento no podía irme a fichar con el Club Guadalajara pero en cuanto terminara mi compromiso con la selección yo me reportaba con el equipo de tapatío. Los directivos de Chivas estuvieron de acuerdo, todos los medios ya me hacían en Chivas; los aficionados me deseaban suerte, mis amigos me apoyaban y me decían “Échale ganas mi Silva, tu puedes estamos orgullosos de ti y estamos contigo”.
Más adelante se terminó mi compromiso con la selección, después de un partido amistoso contra el equipo Necaxa del portero Toño Mota. Llego a mi casa, mi familia me recibe con mucha alegría y muy contentos porque ya sabían todo y me deseaban suerte. Les dije: “Gracias por su apoyo pero me tengo que ir, mañana tengo entrenamiento con Chivas”. Mi madre y mi padre me daban su bendición y vámonos a Guadalajara, Jalisco; llegando me reporté con los directivos y me llevaron al hotel donde me hospedaría, mientras ellos llegaban a un arreglo económico por mi carta, que pertenecía a Gallos Blancos. Yo empecé a entrenar con el equipo y a jugar partidos amistosos de pre temporada, mientras empezaba el torneo. Así pasó el tiempo y las directivas no se arreglaban. Después de hacer pretemporada y jugar ocho partidos amistosos me dijo el entrenador: “Silvano, quiero hablar contigo: ya se hizo todo lo posible por llegar a un arreglo con tu directiva pero no se prestan para negociar los directivos queretanos; los de Chivas se negaron a pagar lo que tus directivos piden por tu carta. Yo te aconsejo que dejes de jugar un año y así recuperaras tu carta y te vienes a Chivas. Por lo pronto, pasa a las oficinas para que te liquiden el tiempo que estuviste aquí y las primas de los partidos que jugaste y ojalá llegues a un acuerdo con tus directivos -que lo veo difícil Silvano-, pero esperemos que recapaciten; suerte”.
Ese mismo día regresé a Querétaro, era un viernes, y ya venía en el camión en los asientos de atrás, estaba pensativo, se me salía una que otra lágrima de tristeza, sentía que se me iba mi mejor oportunidad de jugar en el mejor equipo de México que era Chivas y de llegar a la Selección Nacional de México. Llegué a Querétaro muy desanimado y triste; cuando me ve llegar mi familia me abraza y los veo a todos y les digo “Mis directivos pidieron mucho dinero por mi carta y Chivas no los pagó” y mi familia me dijo que hablara con la directiva. “Si voy hablar con ellos el martes”, agregué. Me presenté al entrenamiento del martes, saludé a todos mis compañeros y que veo llegar a los directivos y me acerco y me dirijo al presidente del club, que era el abogado Juan José Torres Landa García, al que le comenté que yo quería tener una plática con toda la directiva y me dijo: “Qué te parece el jueves a la hora del entrenamiento?”, “Está bien nos vemos el jueves”, dije yo. Ese día empezamos todos muy puntuales la plática y entonces yo les dije “Quiero saber los motivos por los cuales no vendieron mi carta a Chivas”, yo les pedía que me dieran la oportunidad de jugar en primera división, pero ellos no entendían razones y se acaloraron los ánimos y en eso que se levanta el licenciado Juan José y me dice: “Mira Silvano, te voy a decir una cosa, si tú sales de Gallos Blancos sales bien vendido si no no sales y hazle como quieras”, se salió y se fue. Desde ese día entró en mi mente la idea de retirarme del futbol.