El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, minimizó este viernes la ola de violencia que padece Sinaloa, estado del noroeste del país, y achacó a Estados Unidos la escalada de la misma, tras la captura del capo Ismael ‘el Mayo’ Zambada.
En el cierre de su gira de transición con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, que asumirá el 1 de octubre, López Obrador declaró que a su Gobierno le “duelen todas las pérdidas de vidas humanas”, por lo que dijo que seguirán participando con las Fuerzas Armadas “para evitar los enfrentamientos” en la entidad, que no han cesado en casi 20 días.
Y ojalá y se entienda que todos queremos vivir en paz y no es estigmatizar (…) Por eso estamos aquí, porque los de la Embajada de Estados Unidos sacaron una notificación (para que) no vayan a Sinaloa, que no vayan a Culiacán”, indicó el mandatario sobre la alerta emitida desde Washington el pasado 12 de septiembre, tres días después del inicio de la escalada violenta.
“Bueno, aquí estamos nosotros para decir: ¿cómo no vamos a estar aquí?, y yo confío en que pronto las cosas vuelvan a la calma porque durante todo el Gobierno no tuvimos ningún problema, fue en estos últimos días, en estos últimos meses, por una decisión que tomaron que no fue correcta y que se fraguó en el extranjero”, agregó López Obrador, durante la inauguración de la zona de riego de la presa Santa María, en la localidad de El Rosario.
Así el presidente se refirió a la pugna interna del Cártel de Sinaloa tras la captura de Zambada, que ha dejado más de 70 asesinatos desde el 9 de septiembre.
Según la versión del Gobierno de México, la pugna del narcotráfico se desató luego de que Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán, entregó a Zambada en Estados Unidos el 25 de julio después de que viajaran en un avión.