Al concluir la lectura de “A la mitad del camino”, el reciente libro de Andrés Manuel López Obrador, me quedé con esta certeza: el presidente se va a radicalizar para su segunda etapa de gobierno.
Es el todo de la narración: su andar, sus logros, sus sueños –no meramente frases sueltas dispersas entre las páginas- lo que deja esa impresión.
Destaco el tema de la radicalización por las señales encontradas que pudiera uno recibir a partir de comentarios de sus colaboradores cercanos, o de las señales enviadas a partir de algunos cambios realizados en su equipo.
Desde tiempo –cuando más fuerte lucía el enfriamiento con el sector privado y los medios; o cuando más mella hacían sus comentarios, pues aún no nos acostumbrábamos a los “balconeos” en las mañaneras- había quienes auguraban que para el tercer año de gobierno, el presidente bajaría el tono de la confrontación y comenzaría una etapa de acercamiento y negociación.
No fue así. No ha sido así. El tabasqueño siguió con su rijosidad. En algunos casos incluso la incrementó.
Alfonso Romo, su enlace con los empresarios, terminó por tirar la toalla cansado de tejer acuerdos con el sector privado que en un santiamén el presidente deshacía. La relación con Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, cruzó por la estepa y no termina de recomponerse.
El propio temperamento del tabasqueño se ha enconado –especialmente después de la elección intermedia-. Buena parte de quienes han abandonado el gabinete legal y ampliado han dado portazo en sendas cartas, o han sido exhibidos por el propio López Obrador en videos y en la Mañanera.
En este tercer año y camino al cuarto, hay quienes piensan que, “ahora sí”, AMLO va a conciliar; que ya se plantó, que ya no tiene que demostrar quién manda en el país; y que los números de Morena y sus aliados en el Congreso lo obligarán a ceder y a negociar.
El nombramiento de Adán Augusto López Hernández en Gobernación lo leen de esa manera: como el del hombre que entrará a conciliar y a negociar con las distintas fuerzas políticas, con diputados y senadores, con gobernadores y hasta con el poder judicial (la Suprema Corte y la Fiscalía General de la República incluidas).
-Necesito más tiempo para consolidar la obra de transformación-, dijo ayer Andrés Manuel al comentar por qué se iba a reunir antier a desayunar con Arturo Zaldívar y Gertz Manero. Iba a informar quién sería su nuevo interlocutor.
¿Eso significa que vendrá mano suave? En absoluto. Otras señales apuntan hacia una mayor radicalización. (Abundaremos en ellas más adelante).
-0-
GEMAS: Obsequio de Alejandra Méndez, coordinadora del Sistema Meteorológico Nacional: “En el caso de Hidalgo, se notificó al gobierno del Estado de las previsiones de las lluvias extraordinarias a través del oficio número B008216 enviado vía correo electrónico”.
POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA