Hace muy poco tiempo nadie podía dudar de la profunda amistad entre Horacio Duarte, actual secretario de Gobierno del Estado de México y el senador Higinio Martínez, fundador del “Grupo Texcoco” y desde la toma de posesión de la gobernadora Delfina Gómez, jefe de gabinete en esa incipiente administración. O sea, nada en realidad.
Tan imaginario fue el cargo dispensado, con levedad de premio para consolar, como para ni siquiera tomarse la molestia de montar una asunción escenográfica. Y ahora Higinio, se marcha de Toluca, mientras Horacio Duarte afianza su posición. Él ejerce las funciones del gobierno, más allá de la secretaria. La gobernadora es una figura –por decirlo con cautela–, simbólica, legal, con apariciones públicas e intervenciones controladas hasta el mínimo detalle, para evitarle tropiezos y riesgos (representa a la corriente redentora de Morena), pero el trajín del día a día las administra y controla Horacio. Un verdadero poder tras el trono.
Obviamente esta historia no tiene relación alguna porque hoy no se trata de reyes y de reinas. Mucho menos de militares ambiciosos señalados por el dedo de la fortuna, como fue el caso de Godoy en la Corte española de los tardíos 1700. No, pero con algo debo rellenar esta columna:
“…La fulgurante ascensión del favorito (“Don Manuel Godoy, príncipe de la Paz, duque de Alcudia, quien nació en Badajoz a 12 de mayo de 1767. Falleció en París a 4 de octubre de 1851”. suscitó todo tipo de comentarios y recelos. No pertenecía a una familia aristocrática ni poseía un largo historial de servicios a la Corona. En la España de la época, cumplir al menos uno de estos requisitos resultaba fundamental para ocupar un cargo importante. ¿Cómo explicar el encumbramiento de Godoy?
“Está demostrada la fascinación que el favorito despertó en la reina…
“…Otros autores, más osados, apuntan que el encanto de Manuel sedujo por igual a ambos consortes (Carlos IV, el de “El caballito” y de María Luisa de Parma). Nada es imposible. De que existió entre los tres una unión firme no hay duda. Es más, si no lo demostrara la carrera hacia el poder del guardia de corps, lo haría la amistad de que hicieron gala, compartiendo un exilio no tan dorado como podía presumirse”.
Pero en el caso mexiquense no hay nada similar a esto. No hay reyes ni reinas. El gran rey de Texcoco fue el poeta Netzahualcóyotl, aunque mucho después se viviera ahí una época faraónica con Silverio Pérez, tres veces alcalde muy querido de su pueblo porque en aquel entonces, Texcoco era un pueblo de perros flacos y sabrosa barbacoa en puestos cercanos al Molino de Flores.
Pero la divergencia de Higinio …alguna vez patriarca texcocano, hoy desplazado–, me recuerda algo de confusa lectura. Dos amigos entrañables, perdurables a quienes el destino separó.
–¿Pues no eran muy amigos?
–Si, dijo uno de ellos, pero ocurrió que un día ambos quisimos lo mismo. Y no hay amistad que lo soporte.
COAHUILA
Este viernes primero de diciembre toma posesión del gobierno de Coahuila Manolo Jiménez, después de un exitoso desempeño como alcalde de Saltillo y una atractiva campaña.
A la ceremonia acudirá Miguel Ángel Riquelme quien dejó buenas cuentas en el estado. Posteriormente habrá una reunión masiva en el Parque de las Maravillas, donde dará a conocer el programa de arranque de gobierno para sus primeros cien días.
Jiménez ha ofrecido que “el alma de su gobierno serán los ciudadanos, por lo que empezará a aterrizar los compromisos que hizo en su campaña, empezando por la seguridad, tema en el que no descansará para asegurar una mayor seguridad de la actual en Coahuila.
Serán los de salud, atraer con el fenómeno del “nearshoring”, inversiones, para crear empleos bien remunerados y educación.
JUANETE
Ahora los juanetes y el carcañal son asunto de Estado y estrategia electoral.