El actor Ewan Mitchell no está en redes sociales. De tenerlas, estaría inundado de notificaciones con comentarios, algunos de ellos, sí, alabándolo, pero muchos más con contundente aversión.
“En ningún momento sabes qué es lo que Aemond piensa. Puede mirarte y estar pensando en comida.. o estar pensando en matarte y darte de alimento a Vhagar. Es muy calculador”
De 27 años, el británico encarna Aemond Targaryen en el drama de fantasía La Casa del Dragón. Brutal y calculador, en la Guerra Civil que desangra Westeros el Príncipe tuerto defiende al Consejo Verde, bando poco querido por los fans.
Emitido el domingo, “Danza de Dragones”, cuarto episodio de la segunda temporada, dejó a este guerrero, jinete de la colosal dragona Vhagar, donde temían muchos seguidores que le tienen antipatía. Con menos enemigos y más poderoso que nunca.
“A veces me reúnen lo que se dice sobre mí y lo leo mi casa”, dice en un encuentro virtual con medios. “Tomo todo y lo uso como motivación. Los comentarios del público significan todo para mí.
“Las reacciones, ya sean buenas o malas, quieren decir que Aemond ha tenido un impacto en el colectivo. No se puede querer más”, agrega.
Mitchell, quien antes de esta precuela de Game of Thrones ostentaba una carrera discreta, asegura no ser afin al entretenimiento ligero. Lo emociona el desafiante, y en cuanto a los personajes, los que son inescrutables a simple vista.
“Amo esos que no puedes dejar de mirar y que no entiendes por completo. Como cuando ves a Aemond y te preguntas a quién le es leal. En películas, sucede en Taxi Driver.
“Me interesan los personajes quebrados con los que por ciertos momentos te identificas, pero que al siguiente te engañan. Esos que te hacen preguntarte por qué pensaste tal cosa de ellos”.
No quería que su papel fuera solamente un arma mortal, temido por aliados y rivales. Le viene bien que, en los nuevos episodios, Aemond aún sea molestado por su hermano mayor, el inepto Rey Aegon II (Tom Glynn-Carney).
“Disfruto descubrir ese lado sombrío de Aemond, no es un personaje de un solo color, una dimensión, hay más matices, una persona vulnerable”.
La segunda temporada lo ha dejado expuesto también en los físico. Tuvo una escena de desnudo integral en un burdel donde se le ve herido por dentro, pero a punto de explotar. Para prepararla, revela haberse inspirado en la pintura “El Ángel Caído”, de Alexandre Cabanel.
“Tuve que poner mi cuerpo en forma. Hay escenas que requirieron que hiciera crossfit, box, senderismo, carreras, Quería hacerle creer a la audiencia que este chico se ha superado a sí mismo hasta ser una arma letal. Aemond no necesita una armadura de plata o llevar una espada de acero valyrio para lucir amenazante”.
Mitchell recuerda que el difunto actor James Gandolfini metía piedras en sus zapatos para encarar escenas de Los Soprano donde debía estar incómodo y alerta. Él quiso emular el método, admite.
Utilizó la moneda del episodio 2 (seña inequívoca de que su tío Daemon Targaryen (Matt Smith) mandó matarlo). Traerla incómodamente dentro de sus botas gatillaba la idea de revancha.
Si Mitchell pudiera conocer a Aemond, sabe qué consejo le daría. Pero que el muy obstinado príncipe le hiciera caso… ah, eso ya es otra historia.
“Relájate, controla tus emociones y controlarás mejor a tu dragona. Eso le diría”.
Para hacer una actuación única con Aemond, Mitchell optó por no leer completo el libro “Fuego y Sangre” de George R.R. Martin, en que se basa la trama. El arco de su personaje, señala, sólo lo conoce a grandes rasgos.
“Dejé de leer en el libro hasta los sucesos de la temporada 2, porque no quiero entrar a la temporada 3 (ya aprobada) con ideas preconcebidas. Así es más divertido para mí”.