Fue precisamente al inicio de la pandemia que tres gobernadores norteños, Jaime Rodríguez “El Bronco” de Nuevo León, Miguel Riquelme de Coahuila y Javier García Cabeza de Vaca de Tamaulipas, crearon un frente común para hacer frente al COVID-19, eventualmente ese movimiento se convertiría en la Alianza Federalista integrando a siete gobernadores más, plataforma desde la que se demandaron mayores recursos para combatir la pandemia, desempolvando la idea de una reforma al pacto fiscal, consistente en la relación de los recursos que los estados mandan a la federación y la posterior repartición de los mismos de vuelta a las entidades.
La Alianza Federalista, misma que rompió a su vez con la CONAGO, está integrada por gobernadores de oposición al gobierno federal. Su rompimiento con la CONAGO no es coincidencia, ya que a estos gobernadores opositores no les convenía seguir fortaleciendo a un organismo que en el corto plazo podría ser dominado por una mayoría de Morena, una vez pasadas las elecciones de 2021, donde Morena tiene oportunidad de ganar en todas las contiendas para gobernadores. De esta manera, al menos el 2020 y una buena parte del 2021, podría subsistir un bloque de gobernadores de oposición, que no tendría que consensar sus acuerdos con los mandatarios morenistas.
Pero la composición de la Alianza y su misma fuerza también estaría sufriendo un detrimento a finales de este año, ya que cuatro de las diez gubernaturas que la conforman podrían cambiar, de ser encabezadas por un partido opositor a estar en manos de gobernadores entrantes de MORENA, lo cual pone en riesgo la existencia de este movimiento.
Sin embargo, quizá no sea necesario esperar a que se desarrollen las contiendas políticas a mediados de este año, sino que la fractura dentro de la Alianza estaría llegando antes de ese momento. Apenas la semana pasada, los integrantes de este grupo de gobernadores se pronunciaron a favor de uno de sus miembros, Javier García Cabeza de Vaca, señalando que la investigación iniciada por la FGR y su titular Alejandro Gertz Manero, así como la solicitud de desafuero presentada ante la Cámara de Diputados, eran parte de “una embestida política”, pero este posicionamiento fue desconocido de inmediato por dos integrantes del grupo aliancista: el panista Javier Corral de Chihuahua y el emecista Enrique Alfaro de Jalisco.
Está claro que ni Corral ni Alfaro quisieron abrir un frente contra la Fiscalía y quien la encabeza, así como que tampoco quisieron meter las manos al fuego por su colega tamaulipeco, para el cual pidieron la aplicación de la ley sin distingos, pero se deslindaron del posicionamiento acordado y emitido por la mayoría de los gobernadores que integran ese movimiento.
Las agendas políticas de cada uno de los mandatarios, los distintos momentos que viven en su relación con el gobierno federal, el año de su salida del poder, así como los frentes políticos abiertos en cada caso, hacen que este grupo, que nació apenas hace menos de un año, tenga pocas probabilidades de sobrevivir a esta fractura y muchas tantas que podrían venir en el futuro, además del cambio de composición política de las gubernaturas que lo llevaría a una mínima expresión en el número de integrantes. La agenda federalista sigue siendo importante, siempre que no esté siendo usada como fachada de pretensiones políticas, que al final son estas mismas las que la llevan al fracaso.
Notario y Maestro en Política Pública
@AMaximilianoGP