La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reconoció este lunes que el conflicto entre Estados Unidos e Irán es una “fuente de preocupación” y señaló que un posible cierre del estrecho de Ormuz tendría consecuencias sobre la inflación incluso más allá de los precios de la energía.
Lagarde se pronunció en este sentido durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, ante la que apuntó que este conflicto, dadas las “partes implicadas” y la geografía del mismo, podría afectar al tránsito de una parte “significativa” de petróleo y gas por el estrecho de Ormuz.
“Si este fuera el caso, tendría un impacto en el precio del petróleo y el gas que, aunque sea un shock de oferta, podría tener efectos secundarios y tener un efecto más amplio que en el comportamiento de los precios de la energía”, advirtió.
La presidenta del BCE añadió que, por tanto, este conflicto es “una fuente de preocupación” que el banco tendrá que “vigilar muy detenidamente”, al tiempo que aprovechó para pedir a las partes implicadas que se “sienten en la mesa a negociar” y a “lograr un acuerdo que no desencadene las consecuencias” económicas que ha descrito.
Lagarde añadió que, aunque si se materializara un escenario como el descrito, este tendría “consecuencias inflacionarias” en el corto plazo pero su impacto en el medio plazo sería “más ambiguo” porque el aumento de los precios podría verse compensado por una caída de la demanda.
En su discurso de introducción, la presidenta del BCE apuntó que “la mayoría de indicadores” sugieren que la inflación se estabilizará en torno al objetivo del 2 % a medio plazo, umbral que ya ha rebasado por lo bajo en mayo con una tasa interanual del 1,9 %.
Sin embargo precisó que la perspectiva sobre el aumento de precios en la eurozona «es más incierta de lo habitual» y las fricciones en el comercio global son responsables de los riesgos tanto al alza como a la baja.
Entre los primeros citó una posible fragmentación de las cadenas de suministros globales, mientras que entre los seguidos mencionó una menor demanda de exportaciones desde la eurozona o una redirección de exportaciones de terceros países con exceso de capacidad hacia el área de la moneda única.
En este contexto, reiteró que el BCE considera que con los niveles actuales de tipos de interés, la eurozona está “en una buena posición para navegar circunstancias inciertas”.
En relación a la evolución de la actividad económica, la presidenta del BCE advirtió de que los riesgos para el crecimiento de la economía de la eurozona “siguen inclinados a la baja”.