ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
Previo a la visita de López Obrador a Washington y al arranque del nuevo tratado de libre comercio entre México, Canadá y Estados Unidos, se produce una declaración conjunta sobre el tema ambiental. Desde Montreal, el 27 de junio, el Consejo de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) dio a conocer una declaración en el sentido de brindar un marco de cooperación modernizado para asegurar que la liberalización comercial no se produzca a expensas de la protección del medio ambiente.
Así dicha declaración señala que “… anticipan la implementación del conjunto de disposiciones ambientales más rigurosas que un convenio de libre comercio haya contenido jamás, lo que pone de relieve las consideraciones de índole medioambiental como elemento esencial en las negociaciones internacionales.” Y añade lo siguiente: “Más aún, y por vez primera, el nuevo acuerdo comercial contiene —en su capítulo 24— un amplio abanico de asuntos ambientales globales, incluidos el comercio ilícito de vida silvestre y la tala ilegal; el manejo sustentable de los recursos forestales y pesqueros; la protección del medio marino y la capa de ozono, y la conservación tanto de la diversidad biológica como de especies en riesgo.”
La Declaración del Consejo anuncia un nuevo plan estratégico que contiene seis pilares para implementar las disposiciones del nuevo tratado de libre comercio, a saber, son:
1. Aire, agua y suelo limpios, con especial orientación a atender asuntos de interés compartido relacionados con la calidad del aire y la protección de la capa de ozono.
2. Prevención y reducción de la contaminación en el entorno marino, principalmente mediante la adopción de medidas encaminadas a prevenir y mitigar el problema de la basura marina —desechos de plástico y microplásticos, incluidos— y también a hacer frente a la contaminación generada por embarcaciones.
3. Economía circular y manejo sustentable de materiales, en específico mediante la aplicación de mecanismos flexibles y voluntarios que contribuyan a proteger el medio ambiente y los recursos naturales, como la conservación y el uso sustentable de dichos recursos.
4. Ecosistemas y especies compartidos, sobre todo en lo que respecta a la protección de los ecosistemas y la conservación y aprovechamiento sustentable de la diversidad biológica.
5. Economías y comunidades resilientes, lo que comprende promover bienes y servicios ambientales; mejorar el desempeño medioambiental, económico y social; contribuir al crecimiento verde y la generación de empleos también verdes, e impulsar el desarrollo sustentable.
6. Aplicación efectiva de la legislación ambiental, lo que incluye iniciativas de sensibilización para fortalecer la conciencia ciudadana sobre leyes y políticas ambientales y procedimientos de aplicación y cumplimiento de la ley.
Todo bien, pero ¿en dónde quedó el tema de las medidas para combatir el cambio climático?, será porque Estados Unidos y en particular el presidente Trump forman parte del grupo de los negacionistas, o bien, porque los tres países nunca se han distinguido por ser punteros en lo ambiental y menos aún en el combate al cambio climático, y aún le siguen apostando al modelo basado en los combustibles fósiles. Y hasta donde sabemos, ninguno de ellos, cuentan con lo que se ha llamado el Green New Deal Global (Nuevo Acuerdo Global Verde) que no sólo trata de la contaminación atmosférica y el cambio climático, sino que va más allá en el sentido de contar con una hoja de ruta para iniciar la transición de la segunda revolución industrial a la tercera que ya esta tocando la puerta, y que se desliza por las tecnologías de la información y comunicación (TIC), el sector eléctrico y de energía basado en fuentes renovables y limpias, el sector de la movilidad y la logística, y finalmente el sector de la construcción, todos ellos, y que principalmente en Europa, empiezan a desvincularse de la industria de los combustibles fósiles, en otras palabras de los activos obsoletos. Estudios e informes provenientes del sector financiero, de las organizaciones comerciales globales, de varios gobiernos nacionales y de muchas instancias de consultoría de la industria de la energía, del transporte y del sector inmobiliario sugieren y advierten el inminente colapso de la civilización industrial basada en los combustibles fósiles, que bien podría ocurrir entre el 2023 y el 2030.
La aparición de la llamada “burbuja del Carbono”, de los activos obsoletos y de un gran movimiento social mundial ambiental, crea el espacio de posibilidad de un cambio estructural hacia una era ecológica nueva próxima al carbono cero en los siguientes 20 años.
Este nuevo Tratado de Libre Comercio puede ser distinto al anterior, porque el nuevo, quizá lleve de la mano a los tres países a quedarse rezagados en la transición a la tercera revolución industrial, y atados con un gran boquete financiero por sus activos obsoletos ligados a combustibles fósiles y sobre todo a la vieja infraestructura que dio sustento al desarrollo a partir de la segunda revolución industrial, pero que hoy está por transitar y lo mas importante, transformarse de manera integral basado en las comunicaciones, la energía verde y la movilidad.
Esperemos que el anuncio, a la distancia, no sea el anuncio de un tratado que sólo anunció prematuramente el rezago industrial y ambiental.