ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
El segundo jueves de julio, se conmemora por decreto presidencial de fecha 7 de julio de 1959 en México, el Día Nacional del Árbol. Sin embargo nos preguntamos ¿qué ha cambiado desde que se inició dicha conmemoración?
En el Decreto, que es bastante austero, dentro de los seis considerandos, se expresa la motivación para establecer oficialmente el Día del Árbol, diciendo que el ”acrecentamiento y la protección de los recursos forestales son de interés público; que el constante progreso de la industria eleva paralelamente la demanda de productos de los bosques, por lo que se hace necesarios el aumento de las reservas forestales; siendo recomendable la divulgación de toda clase de propaganda en favor de los bosques…” En cuanto a los puntos propios del Decreto, en el PRIMERO, que es donde se encuentra el objeto mismo, se dice “… tendrá por objeto enaltecer las valiosas funciones del bosque, divulgar y llevar a la práctica métodos de protección y aprovechamiento forestales y al mismo tiempo establecer, restaurar y ampliar zonas boscosas en terrenos de tipo forestal.”
En la actualidad han cambiado varias cuestiones y para éste 2019, el fervor casi religioso, del árbol, tiene distintas connotaciones:
• Hoy se piensa en plantar principalmente en las ciudades en espacios públicos
En el Ayer, tenía también por objeto el aprovechamiento, no sólo protegerlos y ampliar las reservas forestales en las zonas rurales.
• Hoy se focaliza la acción en plantar y, favorecer la producción de oxígeno y captura de CO2
En el ayer, se contemplaba establecer y restaurar zonas boscosas, para favorecer el desarrollo de la agricultura, la ganadería e industria, pero así también para la conservación del suelo y la regularización de las corrientes de agua.
• Hoy se privilegia la multiplicación de árboles a cualquier precio (sin considerar la demanda de agua necesaria para regarlos), así tenemos reforestaciones masivas y megareforestaciones, reforestaciones partidistas, institucionales e independientes, pues el árbol es objeto de disputas políticas.
En el ayer, se trataba de garantizar su sobrevivencia para aprovecharlos después como recurso material, como paisaje, como regulador de erosión, como hábitat de otras especies y además se proponía en el mismo Decreto la creación de estímulos para quienes los protegieran, combatieran sus plagas, previnieran y extinguieran los incendios, para la protección del sobrepastoreo incontrolado, el descubrimiento de nuevos usos de productos silvícolas y hasta por denunciar desmontes perjudiciales.
• Hoy se establecen métricas de árboles por cada humano en las ciudades, como parámetro de calidad de vida
Ayer, era símbolo de la riqueza nacional
• Hoy se menciona la importancia y utilidad en zonas urbanas, pues protegen del ruido regulan la temperatura, son barreras contra el viento, dan sombra y privacidad, mejoran el paisaje y retienen contaminantes.
En el ayer, el aprovechamiento era fundamental y factor para el desarrollo de actividades agropecuarias e industriales.
México posee 138 millones de hectáreas de vegetación natural terrestre, que representan 70 por ciento de la extensión del territorio nacional.
Pero hoy en día con el avance en varios campos de la ciencia, deberíamos festejar también, que los árboles, en términos evolutivos, tienen una capacidad adaptativa para sobrevivir por ellos mismos. Y que en la actualidad tenemos una crisis (de árboles) por la acción misma del humano, que hemos alterado desde las especies, su diversidad, destrucción, número y superficie de incendios, contaminación atmosférica y por agroquímicos, mercado ilegal, cambios de uso del suelo principalmente en las ciudades y otras tantas cosas más.
Es recomendable que el Decreto de 1959, sea actualizado, sobre todo en lo que respecta al objeto mismo.