La doble medallista olímpica Alejandra Orozco cerró su carrera deportiva luego de 20 años y eligió París para decir adiós.
En caída libre tiró su último clavado en la plataforma de 10 metros, desde las alturas. Cayó al agua después de las dos y media vueltas hacia atrás con giro y medio. Sabía que era el clavado de la despedida.
Conmovida y con los ojos vidriosos, la doble medallista olímpica intenta no quebrarse. Es imposible. Su retiro se ha consumado en los Juegos Olímpicos de París y en la última prueba de la plataforma individual, donde logró diploma olímpico.
De puntitas, al filo de la plataforma, de cabeza viendo al abismo del agua, tres vueltas y media hacia adentro, tres vueltas y media hacia afuera, parado de manos, todo un repertorio de ejecuciones que si bien hoy no fueron los mejores clavados, sí fueron saltos que tenían un alto valor simbólico.
Llegó en caída libre y rompió el agua con la fuerza de las manos. Era el adiós definitivo. “No me voy con las manos vacías, me voy con mucho cariño y gozo”, dijo Alejandra Orozco.
“A diferencia de cuando era una niña y no sabía en dónde estaba parada, hoy sí lo sabía, tiré mi último clavado y tiré como nunca. Disfruté el pararme y agradecer a esa niña que siempre salió adelante (…) fue el cierre de una vida”.
Llora por cerrar su carrera olímpica, llora por los recuerdos de las victorias y los momentos de las derrotas y se rompe cuando habla de su entrenador Iván Bautista.
“Me dijo que estaba muy orgulloso de mí”, las lágrimas inundan los ojos de Alejandra, que con 15 años se convirtió en la medallista olímpica mexicana más joven de la historia. “No es lo mismo entrenar a los 15 que a los 27”, se ríe.
Miró un video que resumía los cuatro ciclos olímpicos de su carrera deportiva. No era un video de unas lágrimas, era el resumen de lo que cuesta llegar tan alto.