Se hizo esperar por poco más de ocho años desde su visita anterior, y también demoró su salida a escena unos cuantos minutos, para mayor impaciencia de sus leales fanáticos. A las 22:35, los deseos de las 16 mil 500 almas que llenaron el Palacio de los Deportes se hicieron realidad.
Ahí estaba ella, “La Chica Material”. Madonna dio inicio a la primera velada de The Celebration Tour en el País e hizo valer su nombramiento como “La Reina del Pop” cuando sus incondicionales súbditos se levantaron de los asientos, justo al apagarse las luces, para recibirla de pie y comenzar a alabarla.
“Nothing Really Matters” inaugura la fiesta, con la anfitriona de largo vestido negro sobre una plataforma central, para brillar en 360 grados a la redonda.
A sus 65 años presume que sus habilidades para bailar están intactas mientras suenan dos hits ochenteros: “Everybody” e “Into The Groove”.
Con una botella en mano, la estrella estadounidense camina hasta la punta de su larga pasarela y le habla al público, comparte su sentir, explica cómo ha sido inspirada toda su vida por la pintora Frida Kahlo.
Los asistentes parecen colmados en sus expectativas: Madonna pasea por el escenario para complacer a sus fans de las primeras filas. Alrededor, grandes pantallas ofrecen sus primeros planos para que la gente hasta arriba la vea mejor.
“Estoy por llevarlos en un viaje y la pregunta es si pueden manejarlo, les voy a contar mi vida y les leeré mi diario, mis secretos, pociones mágicas, sueños y deseos. Ha pasado mucho desde la última vez; como saben, tengo una historia muy larga con México porque cuando era una niña descubrí a Frida Kahlo.
“Ella me dio esperanza, porque al crecer en el medio oeste me sentía excluida, como que no encajaba. Frida es mi alma gemela, mi media hermana, mi espíritu animal… Espero que entiendan lo que estoy diciendo, porque sé que también se han sentido como bichos raros.
“Frida me inspira y yo los inspiro a ustedes. Estoy muy honrada y feliz de estar aquí, gracias por apoyarme siempre durante 40 años. Nunca dejaré de creer en mí y espero que ustedes tampoco, porque si no tienen sueños, nunca podrán hacer lo imposible”, expresó, para la algarabía general.
Brinda con el público, bebe de la botella y toma su guitarra para tocar “Burning Up”, otro de sus primeros sencillos, del cual dice que lo escribió para la artista mexicana.
El resto del líquido se lo arroja a la multitud en las primeras filas. Todos se emocionan como si acabaran de ser bendecidos.
En memoria de quienes perdieron la batalla contra el VIH sida, la artista femenina que marcó la década de los 80 se eleva por los aires en una caja mientras entona “Like a Prayer”.
Acto seguido, varios bailarines la “apresan” y esposan, la unen a su secta y la visten de cogulla para iniciar una oración, rosario en mano, bendiciendo a los presentes para juntos cantar “Like a Virgin”.