Varios hombres armados han tiroteado hoy viernes un autobús y otros vehículos en los que viajaban cristianos coptos y han matado a al menos 28 de ellos, a la altura del pueblo de Al Adua, en la provincia egipcia de Minia, a unos 250 kilómetros al sur de El Cairo. El ministerio de Sanidad egipcio ha confirmado que el ataque ha producido al menos 25 heridos y que entre las víctimas hay un gran número de niños.
Los cristianos han sufrido una emboscada cuando se dirigían hacia el monasterio de San Samuel por una carretera del desierto occidental egipcio, según el Ministerio de Interior egipcio.
Testigos presenciales han relatado que unos hombres enmascarados han detenido los vehículos en los que se desplazaban los coptos y han empezado a disparar contra ellos. Otros testigos han explicado que los atacantes han subido al autobús y han disparado contra sus pasajeros.
El ministerio del Interior ha hablado de diez hombres que viajaban en tres coches cuatro por cuatro y han tiroteado indiscriminadamente el autobús.
Las fuerzas de seguridad egipcias han desplegado un amplio dispositivo de seguridad en las carreteras de Minia para intentar capturarlos. El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, ha convocado una reunión con los máximos responsables de seguridad.
La minoría cristiana copta, el 10% de la población egipcia, de 92 millones, ha sido víctima de numerosos atentados en los últimos meses. El 9 de abril, Domingo de Ramos, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) cometió dos ataques en las catedrales de San Jorge, en la ciudad de Tanta (delta del Nilo), y de San Marcos, en Alejandría (costa mediterránea), en los que murieron 46 personas. Tras estos ataques, Sisi decretó el estado de emergencia en Egipto durante tres meses.
Los coptos, además, han sido blanco de una ola de asesinatos en el norte de la provincia del Sinaí que provocó la huida de esta zona de muchos cristianos en febrero y marzo. En el Sinaí, los yihadistas han cometido también decenas de ataques contra las fuerzas de seguridad egipcias.
El 11 de diciembre del año pasado, un suicida del EI se inmoló en el interior de la iglesia de San Pedro, junto a la catedral copta de El Cairo y mató a una treintena de personas, la mayoría mujeres y niñas.
“UNIRSE FRENTE AL TERRORISMO”
Los líderes musulmanes de Egipto han condenado los asesinatos. “Llamo a los egipcios a unirse frente a este terrorismo brutal”, ha declarado el gran imán de Al Azar, Ahmad al Tayeb, una institución islámica suní que tiee un milenio.
Ninguna organización ha reivindicado el atentado, que se ha cometido en vísperas del Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán. El ataque “se ha producido después de que un supuesto líder del EI en Egipto afirmara que hay justificación religiosa para cometer ataques incluso contra mujeres y niños cristianos, en el último número de la revista del EI en inglés “Rumiyah”, publicado el 4 de mayo”, indican Ludovico Carlino y Jack Kennedy, analistas de la organización estadounidense IHS.
Estos expertos advierten que el EI en Egipto ha incorporado en los últimos meses a “militantes de ala dura que han huido de Libia, Siria e Irak y han traído con ellos las tácticas agresivas del EI”. Con el aumento de combatientes, el EI habría podido abrir otro frente en Egipto y no limitarse al Sinaí.