Si pusiéramos como inicio de la medicina institucional de México el benemérito Hospital de Jesús, fundado por Hernán Cortés, tendríamos una fecha de arranque: 1524.
Si quisiéramos hacer lo mismo con la atención de los enfermos mentales, tendríamos también una fecha inicial: 1567, cuando Bernadino Álvarez, un soldado y tahur redimido, fundó el primer hospital psiquiátrico de América, en el predio aledaño a la actual iglesia de San Hipólito.
“ (ASM).- La Psiquiatría en nuestro país tiene raíces desde la época prehispánica en la colonia, México se adelantó a otros países en América al fundarse en el Hospital san Hipólito en 1566, en la capital de la Nueva España que junto con el Hospital del Divino Salvador en 1698, funcionaron por más de 350 y 200 años, respectivamente, al tomar bajo su cuidado a los enfermos mentales que deambulaban por las calles o en alojados en las cárceles.
“…En ese año (1910), con motivo de los festejos del Centenario de la independencia el presidente Porfirio Díaz inauguró el Manicomio general de la Castañeda, que albergaría décadas más tarde a más de 3 mil enfermos…”
Pero como una de las características del subdesarrollo es el desdén por los valores del pasado, la psiquiatría mexicana, ha sido víctima de la discontinuidad.
Y ahora el secretario de Salud, Jorge Alcocer (mejor conocido como “Nodoyuna”), acaba de expedir su certificado de defunción, prácticamente, con estas palabras donde no existen los brillos de la inteligencia:
“…desde el 2019 tomamos una iniciativa, la primera realmente a nivel nacional, de hacer una transformación, primero un análisis y, segundo, una transformación de la salud mental… (transformación de la salud mental, carajo; ¿no será de la atención de las enfermedades mentales? porque cuando hay salud, no hay necesidad…” Se cura sólo a los enfermos.
“(El Economista).- La autoridad reconoce que el desarrollo de los servicios de atención psiquiátrica ha sido más complejo, pues se constituyó un subsistema paralelo, privilegiando la construcción de hospitales psiquiátricos (41 actualmente), aislados del resto del sistema de salud y en la mayoría de los casos con un modelo de operación asilar, alejados de los centros urbanos”.
Sigue Alcocer:
“…En forma inmediata nos ubicamos en jóvenes (¿cómo se ubica en joven, habrá descubierto la fuente de la eterna juventud?) porque es donde también se une toda esta plataforma horizontal de atención, de diagnóstico y desde luego de transformación (a darle con la transformación), esto con un contenido que se ha mantenido por muchos meses, yo diría más de dos años en la salud mental y el camino hacia la paz… (abrazos, no balazos de Valium)
“…En la práctica lo que ha llamado mucho la atención es que ya no hay hospitales psiquiátricos (en este país hay 41, doc). Voy a tomar esta situación como una decisión, una decisión que no sólo es México, es una decisión que progresivamente desde hace una década se ha tomado como una realidad, de que un paciente, un individuo con alteraciones de salud mental, y más ahora después de la pandemia, requiere una atención integral desde la familia…”
Por sus síntomas uno podría suponer al doctor Alcocer víctima de un trastorno disociativo: la realidad se le escabulle de la mente como agua de las manos. Pero no lo creo. A lo mejor son fallas en la sinapsis, consecuencia de su avanzada edad. O a lo mejor él es así. Quien sabe.
Lo lamentable es no tener a la mano un psiquiatra de confianza. El único disponible para atender con discreción absoluta y eficacia profesional a los integrantes de la IV-T –todos en grado mayor o menor, candidatos al diván–, ahora trabaja en la misión mexicana en la ONU.
ALITO
La receta del presidente del CEN del PRI para matar periodistas no es ni siquiera un error. Ni un chiste mal contado; no, es una triste pendejada.