Existen otras víctimas de la pandemia, invisibles para la mayoría y hasta despreciadas y agredidas por gente ignorante. Las enfermeras. Ya sea por la falta de personal, insumos o peor aún, por el manejo a conveniencia de las cifras por parte de la Secretaría de Salud del Estado de Querétaro. Y es que si bien la dependencia estatal reporta una ocupación del 43 por ciento de camas con ventilador, la realidad que jornada a jornada enfrenta el personal de salud en el Hospital General de Querétaro, es de terror. Entrevistada por Plaza de Armas, la enfermera Silvia Rivera Hernández, Secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), aseguró que el nosocomio ubicado en 5 de febrero, está por colapsar. Antes de exponer la cifra, exhortó a las autoridades a que se dirijan a los queretanos con la verdad “No es malo decir la verdad. El hecho de que se les exponga la realidad, haría que no se relajen. Hoy, cuando se habla de un porcentaje del 47 por ciento, están hablando de las camas que tiene disponible el estado en la UMA, en el albergue y otros espacios que habían acondicionado. Ahí, realmente no se tienen las condiciones aptas para atender a un paciente crítico”. Así, Rivera Hernández reveló que la ocupación real en el Hospital General de Querétaro, fluctúa entre el 85 y el 90 por ciento de ocupación.
Rivera Hernández, afirmó que ante la política del gobierno estatal para maquillar las cifras, al personal médico solo le quedan las redes sociales para filtrar lo que padecen cada jornada al interior de la zona covid. Al reiterar que la ocupación real no ha bajado del 85 por ciento, llamó a los queretanos a cuidarse. No son tiempos de celebrar la navidad, sino de agradecer la dicha de estar vivos, reflexiona al señalar que en San Juan del Río, se vive la misma crisis de hacinamiento por pacientes covid.
Dejando a un lado la guerra de porcentajes, para Silvia Rivera el gran problema es que el personal de enfermería se encuentra agotado mental y físicamente. Frustradas y frustrados por inhumanas jornadas de hasta ocho horas en contacto con pacientes covid, tiempo en el que no pueden tomar líquidos y ni pensar en ir al baño. Ellas y ellos son quienes están en el frente contra la pandemia. Los números no mienten. Nueve trabajadores han perdido la vida en los últimos meses y más de 800 se infectaron. Las carencias y la falta de personal es aún más notorio los fines de semana “Algunas veces hay un solo médico para hacerse responsable del hospital covid. ¿Quienes realmente están dando la batalla?, las enfermeras. Es una situación compleja que se le tiene que hacer saber a la gente. Así de cruda está la realidad”.
Inicialmente, se había planteado que cada enfermera cubriera la mitad de su turno en áreas covid. Cuatro horas “afuera” y el resto rifándosela con los pacientes infectados. Para quienes tienen turno de 12 horas, la jornada mínima en la zona roja era de seis. Hoy, con el Hospital General desbordado, las enfermeras se han fajado y algunas pasan el turno completo en la zona covid. No solo por su vocación, que es fuerte, sino por que no hay quien las sustituya “En estos momentos,ya no son suficientes enfermeras para atender a todos los enfermos”.
Para quienes vemos “Los toros desde la barrera”, Silvia Rivera explicó que los cuidados para un paciente intubado son extenuantes. Aseveró que además del cansancio acumulado, el traje especial, los accesoriosy todo el equipo aislante, hacen difícil la visibilidad y la movilidad “Cada paciente requiere por lo menos una hora para conocer al paciente y determinar los tratamientos que les corresponde. El problema es que sus pulmones están atrofiados y hay que estarlos cambiando de posición. Las enfermeras se ven limitadas porque requieren de un camillero para estar moviendo al paciente”. Estimó que un paciente intubado, requiere de al menos 4 horas al día de atención personalizada para que el tratamiento sea efectivo. Algo imposible en las condiciones actuales. De ahí la importancia de tener suficiente personal.
Lo que la lideresa quiere transmitir a los queretanos, es que mas allá de cuantos ventiladores mecánicos se tengan o los espacios que se destinen para albergar a los contagiados, sin personal médico que los atienda, será imposible que los números sigan a la alza “Mis compañeros están cansados, enfermos y con un déficit importante de personal”.
Las cicatrices por combatir la pandemia ya son visibles en el personal de enfermería. Las heridas cutáneas en el rostro por el uso prolongado de gpgles y caretas y aquellas que surgirán con el tiempo por la mala hidratación y el aguantarse por horas para ir al baño “¿Que va a suceder con ellas?, en un mediano plazo, tendremos compañeras con afecciones en las vías urinarias que podría desembocar en deficiencias renales agudas”, lamentó Silvia Rivera.
Si hay algo que la lideresa reconoce en Francisco Domínguez Servién, es la visión que tuvo para hacer compra de insumos de manera anticipada. Las deficiencias en su distribución -dijo Silvia- son principalmente responsabilidad de los directores y encargados de cada hospital. Así, aprovechó para hacer un llamado a los directivos para que supervisen el funcionamiento de los hospitales y que no se queden detrás de los escritorios.
Quien encabeza el sindicato de las enfermeras, exigió rigor en las medidas de contención. Aseveró que desde el interior del Hospital General, Querétaro se ve rojo. Silvia Rivera apuntó que la holgura que se dio a los comercios para trabajar en el Buen Fin, está arrojando ya sus primeras consecuencias. Acusó que las medidas preventivas son nulas en los tianguis de la capital. Para quienes lo duden, les invitó a recorrer el que se instala en la colonia Presidentes, lo mismo que el de Sombrerete o en San José el Alto. Sabe también que sin la colaboración de la gente, el control de la pandemia es imposible “Rogamos por su ayuda. Que nos ayuden a que no lleguen estos pacientes al Hospital. La influenza y el que la gente no se quede en casa, solo agrava la situación”.
Sobre los municipios, Rivera Hernández dijo que juegan un rol esencial contra la pandemia. Sobre todo aquellos en los que no hay protocolos ni vigilancia en los espacios públicos “Nos estamos quedando cortos. Sin temor a equivocarme diría que estamos en semáforo rojo. Es una realidad”.
Cuando por fin ha terminado la jornada infernal en el hospital covid, el personal de enfermería se enfrenta a otra pandemia; La de la ignorancia y el desprecio de la gente con agresiones físicas y verbales que van desde transportistas que no les permiten hacer uso de los camiones y hasta atentados contra su integridad en sus residencias “Ademas de cargar con el miedo y la frustración por enfrentar una enfermedad desconocida y cuyo tratamiento aún está en desarrollo, tener que soportar esa parte de discriminación, de verlas como foco de contagio”. Silvia Rivera reconoció que gracias al trabajo y presión en los medios, las agresiones al personal han disminuido, aunque no faltan aquellos que las incomodan.
Por último, Silvia Rivera agradeció el espacio en Plaza de Armas y llamó a los medios a indagar más a fondo sobre la situación que priva por la pandemia en la entidad “Una vez más. Cuídense. Quédense en casa. Todos tenemos que hac