La semana pasada el gremio de los ganaderos habló de la crisis que los aqueja, por la competencia de precios ligados a la introducción de carnes provenientes de Estados Unidos, pero también por la perdida de ingreso de las familias y señaló, además, de que hay una transición hacia el consumo de proteína vegetal. En conclusión, el presidente de la Unión Ganadera Regional de Querétaro vislumbra, para el futuro inmediato, una continuada debacle del sector.
Pero hay otros elementos relacionados con el presente y futuro de la actividad ganadera, por lo menos en lo que respecta a las unidades de producción ubicadas en municipios que se encuentran en la Cuenca Lerma-Chapala, a diferencia de los terrenos ganaderos ubicados en la Sierra Gorda pertenecientes a la Cuenca del Pánuco.
Por una parte, la actividad ganadera está íntimamente ligada a la generación de un gran volumen de emisiones de Metano que favorecen el incremento del cambio climático, de ahí que el futuro no es tan segura esta actividad económica. Y ello, no sólo se plantea así, en función de regulaciones o impuestos verdes que tendrán que pagar, sino mayormente por la toma de conciencia del público en torno a combatir el cambio climático y por ende, disminuirán o dejaran de consumir carne. Y además confluye el cambio de preferencias hacia lo vegetariano.
Por otra parte, ya desde hace más de una década, cuando se anuncio con bombo y platillo, la gran producción de leche, se hicieron varios señalamientos entre ellos:
-Que la disponibilidad de agua en la región de la Cuenca Lerma-Chapala no sería segura por mucho tiempo, y así esta sucediendo, ahora se construirá el Acueducto III para traer agua a los municipios de la zona metropolitana, y déjeme decirle, que el uso del agua para la ganadería no es prioritario.
-Que para la producción de 1 litro de leche se ha estimado que se requieren alrededor de 1,000 litros de agua según la CONAGUA, la FAO y estudios internacionales. Ahora bien, el consumo de agua que ingiere el ganado es tanto directo como indirecto (es decir, el agua contenida en los alimentos ingeridos por el ganado y los usos del agua que corresponden al lavado de salas de ordeño y corrales, y utensilios para almacenar la leche) y se conoce ahora, que el componente de consumo indirecto de agua es el de mayor relevancia pues representa el 98,86% del consumo de agua para producir un litro de leche.
-También se dijo que, frente al déficit de los acuíferos, eran preferibles otras actividades económicas de menor consumo de agua. Y que la producción de leche además de necesitar grandes volúmenes, no se quedaba en el estado, ya que del millón y medio de litros que se producen, el 70% se va a la ciudad de México, o sea, que del 1,050,000 de litros de leche que salen, esto equivale a 1,050,000,000 de litros de agua, algo mucho mayor del consumo humano necesario en la zona metropolitana de Querétaro.
-El volumen utilizado de agua para el ganado, también genera un costo energético.
Finalmente lo dejamos con estos datos de la FAO aunque parezcan terroríficos “Se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para producir alimentos se requieren enormes cantidades de agua, siendo la carne el producto que más litros precisa para su elaboración (15.400 litros de agua para producir 1 kilo de ternera; 8.700 litros para 1 kg. de cordero; cerca de 6.000 litros para 1 kg. de cerdo y 4.300 litros para 1 kg. de pollo)”
¡El futuro ya alcanzo a los ganaderos!