Las polémicas en las que se ha metido, algunas por demás tan innecesarias como gratuitas, el secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, obligan a que de manera urgente el habitante de Bucareli recuerde una de las máximas más certeras de nuestro sistema, una ley no escrita que reza: “El secretario de gobernación no se ve; pero se siente.”
Adán Augusto López no puede continuar en la línea de fuego tan desgastante, institucional y políticamente, en la actualmente se encuentra por su confrontación con mandatarios como el ineficiente gobernante de Guanajuato, Diego Sinuhé Rodríguez; o el mañoso jalisciense Enrique Alfaro, o, más riesgoso todavía, con el muy lastimosamente frívolo del neoleonés Samuel García.
El pasado miércoles fue un día que la política se ensució nuevamente en nuestro país.
Ello ocurrió cuando la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, acudió al senado de la república para rendir cuentas de su trabajo en los últimos meses. Estuvo acompañada por los titulares de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, y el de Marina., José Rafael Ojeda Durán.
De manera por demás grotesca, con la excepción del vertical michoacano Germán Martínez, algunos senadores opositores de la 4T reclamaron al secretario de la Defensa que hablara de la problemática de seguridad pública que, sin duda, aqueja al país.
Ni la pena vale nombrar a los mencionados senadores ya que su actitud de confrontación es tan sistemática como insustentable.
Por ello, Ricardo Monreal reprochó a la oposición dudar de los valores del secretario de la Defensa y aseguró que mintieron.
“¿Por qué no creen en el honor de las personas? ¿Por qué tenemos que aceptar esa sarta de mentiras y de falsedades de quienes la pronuncian?”, cuestionó el líder senatorial.
También el político zacatecano, otra vez asumiendo el papel de defensor y conciliador, acusó a los senadores de oposición de cinismo.
Esto porque muchos de esos legisladores abandonaron el recinto tras lanzar sus acusaciones contra el titular de la Sedena y de criticarlo por su negación a comparecer ante ellos.
La verdad es que la política en México se calienta.
Y esa temperatura seguirá subiendo en la medida en que se acerquen las fechas críticas para nominar candidatos presidenciales, de todos los partidos o coaliciones, que participaran en el proceso comicial 2024.
La conclusión es obligada: Adán Augusto debe de salirse de la línea de confrontación. El gabinete de seguridad necesita de manera apremiante ser más eficiente y actuar con mayor transparencia en el combate a la terrible violencia que padecemos.
Decía el maestro Jesús Reyes Heroles (cito de memoria): “Para conciliar en política, nunca hay que dejar implícito lo que deba quedar claramente explícito.”
¡Nada más claro!