Hacer el casting para la película James Bond 007: Quantum (Quantum of Solace) no entusiasmaba nada al actor Joaquín Cosío porque era muy temprano, y en inglés, idioma que no se le daba, y nadie le había dicho en realidad cuál era el proyecto, recordó el actor durante su conferencia magistral en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).
En aquel momento, para él sólo era la audición para una película gringa en la que no creía quedarse y a la que se presentó porque le insistieron mucho.
De hecho, cuando salió, le llamó a su amigo Silverio Palacios para contarle que acababa de hacer el peor casting de su vida, pero sorprendentemente días después le avisaron que tendría el rol antagónico del súper agente.
Si el público que asistió a oír al protagonista al festival ya reía en ese momento de la historia, todo escaló más cuando les contó del encuentro con el director, Marc Foster, ya que como el cineasta hablaba en inglés, Cosío no entendía, así que se limitaba fingir que sí estaban en sintonía a través de sonrisas.
“Actuar me ha salvado siempre”, dijo entonces el coestelar de la película El Infierno, donde interpretó al “Cochiloco”.
Su anécdota también ilustró las maneras que ha tenido de sorprenderse permanentemente gracias a su oficio.
Durante su charla con el cineasta Emilio Portes, quien lo ha dirigido en tres filmes, el protagonista de la secuela de Matando Cabos narró que muchas de las cosas más sorprendentes de su vida llegaron de maneras inesperadas.
Cuando vivía en Ciudad Juárez, creía que su vida sería ser maestro universitario y locutor, hasta que para una obra de teatro que necesitaba actores del norte lo reclutaron y llevaron a la Ciudad de México, donde su pasión por la lucha libre le permitió quedarse con el personaje de “Mascarita” en Matando Cabos, estrenada hace 20 años.
Hoy en su filmografía cuenta largometrajes tan grandes como El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad) de James Gunn, la serie Narcos: México y la película de Luis Estrada ¡Que Viva México!
“Cuando actúo a mí me gusta sorprenderme, no tener una imagen tan clara de lo que va a pasar, para que lo que yo viva sea una sorpresa. Eso le da un impacto real y natural”, explicó.
Además de contar vivencias y curiosidades de su camino como artista, en la charla destacó que de sus pocos arrepentimientos es contar cosas tan personales sobre su infancia cuando fue entrevistado por Yordi Rosado.
Como en ese espacio compartió que de niño no tuvo una familia presente y afectuosa, ahora la gente no sólo le dice “Cochiloco” cuando se lo encuentran en la calle, sino que también lo quieren abrazar.