La reciente conducta del Partido Acción Nacional, cuya estulticia manifiesta y sin respuesta por parte de su medrosa dirigencia no es un crimen sino algo peor: una estupidez –pendejada se diría en el Veracruz de Rementería–, cuya comisión no sólo ha puesto al descubierto su falta de inteligencia, sino algo más grave: ha destruido para siempre las posibilidades de la alianza opositora.
Nadie le ha hecho mejor servicio a la Cuarta Transformación. La ilegitimidad de esa alianza desfondó el saco. El régimen ya no necesita probar la debilidad política ni el oportunismo de sus adversarios, le basta con exhibir las tristes coincidencias de sus opositores con las peores ideas del mundo.
Ellos, sin ayuda de nadie se han tirado de cabeza al cubo de la basura. Nadie se salva cuando se coloca el casco falangista.
Los profascistas del Yunque y sus adherencias, le han hecho el mejor servicio imaginable al presidente de la República, quien ni siquiera necesita tomar los en serio. Se han anulado a sí mismos.
Ya no será necesario tildarlos de conservadores. Basta con mostrarles el retrato de Abascal y escucharlos como murmuran rezos en “Vox” baja.
Pero si la actitud de Julen Remetería y su invitado de honor ha sido grave (cada quien tiene el honor donde le cabe); peor está la actitud del presidente del Partido Acción Nacional, Marko Kortés (doble K) a quien le conocíamos muchos defectos, pero este es el peor de todos: la cobardía ante un problema cuya más sencilla solución habría sido retirar a Rementería de la coordinación azul en el Senado. Es una de sus facultades, pero la cobardía le impidió ejercerla.
En el lejano 1973 Jesús Reyes Heroles dijo sobre Acción Nacional y sus enredos:
“…El pensamiento del PAN en el transcurso del tiempo, no representa una línea que se amplía sino una serie de líneas que se contraponen. Sólo el oportunismo dicta las ideas y comportamientos. Oportunismo más oportunismo; oportunismo sobre oportunismo, se llama ultra oportunismo…”
En este caso no se les puede acusar de oportunistas. En todo caso de “inoportunistas”.
Hoy como nunca los panistas dejan vacías las palabras de Manuel Gómez Morín:
“…El deber mínimo es el de encontrar, por graves que sean las diferencias que nos separen, un campo común de acción y de pensamiento –y llegar a él con honestidad–, que es siempre virtud esencial y ahora la más necesaria en México…”
Obviamente ese campo de acción y pensamiento no puede provenir ni de las estrategias ultramontanas de Vox, ni de su pensamiento, pues allí no se piensa. Sólo se atacan todos los valores humanos de la convivencia y el decoro en favor de una política fascista, de fuerza bruta, de atropello y negación de derechos.
Eso no es pensar.
Regreso a la sabiduría de Reyes Heroles, notoria cuando se analizan las excusas balbuceantes del PAN frente a esta exhibición de filiaciones inaceptables:
“…La mayor irresponsabilidad de un dirigente político es pasarle a la nación las divisiones internas de su partido. Estas o se resuelven, o el partido se fracciona, se divide, pero tiene que pagar un país los pleitos internos de un partido…”
En este caso Acción Nacional le ha hecho un daño al país. La alianza con el PRI y el PRD (ahora virtualmente imposible), ha privado a una franja de electores de una opción suficiente para buscar la contención del monopolio político de Morena.
Esta irresponsabilidad tolerada por la dirigencia demuestra inmadurez o incompetencia. Y si no es eso, entonces es similitud o comunión.
Este error (de algún modo se le debe llamar), y si la crisis provocada por el Caso Anaya no fuera suficiente, ha dejado al PAN en el desfiladero. Y nadie hace alianzas con un desbarrancado.
O te arrastra o te lleva a un terreno estéril donde ya nada tiene sentido.