Este fin de semana, padres de familia tomaron por unas horas la Plaza de Armas del estado para colocar una “demostración” de la importancia de que los menores puedan regresar a tomar clases de forma presencial; a pesar de las indicaciones de la autoridades en materia sanitaria a nivel estatal y federal, las cuales se mantienen en la apertura de las escuelas hasta llegar al semáforo epidemiológico de la COVID-19 en verde.
María Fernanda Lizama, vocera de este movimiento, destacó que el objetivo es buscar establecer una mesa de diálogo para exponer los argumentos que acreditan la importancia de la reapertura de escuelas.
“No queremos abrir por abrir. Queremos dialogar con las autoridades para ver qué opciones hay. Sabemos que en otros países y en otras ciudades de nuestro país el regreso ha sido voluntario, gradual y con muchas medidas. Y queremos ver qué podemos hacer aquí”, manifestó.
Destacó qué hay mucha gente, entre familias, escuelas públicas e instituciones privadas, que dijo, están interesadas en colaborar para hacer posible un regreso seguro a las aulas.
Indicó que la preocupación de todos los involucrados es la desigualdad que será remarcada en materia educativa, cuando termine el confinamiento.
Asimismo, María Fernanda Lizama afirmó que los menores no solamente padecen la falta de acceso a las nuevas tecnologías y deficiencias en el aprendizaje; sino que en muchas ocasiones sufren de diversos cuadros de violencia al interior de los hogares.
“Necesitamos poner esto en la agenda, porque si no, cuando pase esto, ¿qué les vamos a dejar? Estos niños, no solamente hay que atender la parte de aprendizajes; hay que atender la parte de violencia que hay en sus casas. Para muchos, la escuela es el único lugar seguro que tienen. Y hoy, este lugar lo llevan perdido por más de un año”, argumentó.
Durante esta expresión frente a Palacio de Gobierno, se contó con la presencia de padres de familia, maestros y menores haciendo diversas actividades didácticas.
Asimismo, se efectuó la colecta de libros, los cuales serán donados a una biblioteca de Santiago Mexquititlán, Amealco; y a un jardín de niños en el Municipio de Corregidora.