La euforia producida por el resultado electoral del 2 de junio tiene al oficialismo entusiasmado y al presidente ocupado en dejar tarea a su sucesora. Lo que debiera haber sido un recorrido de agradecimiento de la candidata electa se convirtió en la gira de los encargos y lo más importante, de la exhibición de la dualidad que habrá de gobernar este país.
Todavía hay quien piensa que una vez declarada válida la elección y ceñida la banda presidencial, Claudia Sheinbaum marcará las diferencias y distancias, mismas que hoy no se perciben sino todo lo contrario. Las señales indican que el poder será transferido…a medias. Como el gabinete.
Dice el dicho misógino; “a la mujer ni todo el poder, ni todo el dinero” y así parece, al menos respecto al poder; en cuanto al dinero, la administración entrante tendrá que hacer malabares para que le ajuste para los compromisos que hereda, en deuda, pensiones y becas, más las herencias en subsidios y complemento de las obras señeras del gobierno saliente, las cuales también se entregan…a medias.
Coloquialmente utilizamos ese a medias para describir algo que está incompleto, que no ha sido terminado, y ese es el caso de mucho de lo que ha intentado hacer este gobierno.
A medias quedó el pago de las obligaciones derivadas de la cancelación de lo que sería el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. En su lugar se construyó el aeropuerto Felipe Ángeles, que es la mitad de lo proyectado, que tiene sin concluir las obras terrestres de acceso que están por supuesto…a medias.
Igual suerte corre para la refinería de Dos Bocas, que ha sido inaugurada dos veces y todavía no refina o produce un solo barril de gasolina y que tiene además sin concluir las obras para el desplazamiento de sus productos, cuando los haya. Recordemos que se proyectó un puerto, oleoductos y más.
El famoso y multi promocionado Tren Maya, aún tiene pendientes de construir cuando menos un tramo. Recibe visitas de supervisión frecuentes y se han dado en el proceso de construcción cuando menos dos banderazos de arranque. Ya recibe viajeros, pero el proyecto está incompleto.
El tren que correrá entre la Ciudad de México y Toluca, también será entregado sin concluir el proyecto, dejándolo, si el tiempo alcanza, cosa dudosa, sólo hasta Santa Fe; y el Corredor Trans ístmico y sus parques industriales seguramente se verán hasta mediados de la próxima administración.
El sistema de salud, como el de Dinamarca, también se encuentra en estado de construcción, ahora con algo que se llama IMSS-Bienestar, después de que el experimento inicial con el INSABI quedara inconcluso por fallido, después de haberle destinado cuando menos mil 873 millones de pesos al inicio de sus funciones, mismos que hasta la fecha no se sabe en que se gastaron. En consecuencia, también se quedó corto el sistema de suministro de medicinas y vacunas, incluso con la mega farmacia que no desquita el costo de la inversión en su construcción, equipamiento, surtido, mantenimiento y operación. Es pues otro proyecto…a medias.
Agreguemos la línea aérea constituida sin aviones, apenas en proceso de adquisición de una flota suficiente de aeronaves; y la prometida desconcentración de las secretarías y organismos gubernamentales, igualmente inconclusa o tal vez ni iniciada.
Conseguir la autosuficiencia en gasolina y en el saneamiento de PEMEX, otro incumplimiento. Su deuda sigue siendo muy alta, el rezago del pago a proveedores es escandaloso, produce menos petróleo y pierde 50 dólares por barril de gasolina que refina y seguimos importando gasolina. En materia de electricidad, a pesar del desembolso millonario en dólares que se hizo para adquirir las plantas de Iberdrola y del incremento de la deuda de la CFE, el suministro de energía y sus reservas para emergencias son precarias y se ocultan los informes del Centro Nacional de Control de Energía, CENACE.
Se pueden seguir sumando proyectos dejados a medias, ya sea por insuficiencia presupuestal o por incapacidad administrativa, para exhibir lo deficiente que resultó este gobierno como administrador. Pero no se puede soslayar la dilapidación de recursos, infructuosa, ante la escasa viabilidad de estos proyectos, y la precaria situación en que dejan a las finanzas nacionales.
La próxima administración, seguramente continuará lo inconcluso, se lo ha estado dejando de tarea en las giras conjuntas, estableciendo a la vez compromisos como el de la reforma al poder judicial que, hecha por capricho, no contempla las repercusiones económicas y sociales que tendrá. El gobierno que hizo las cosas a medias exige continuidad y no sería malo que algo en este país trascendiera un sexenio para bien, sin embargo, deja tareas pendientes y poco margen económico para hacerlo. Un poco como la canción de La Bartola.
Obras a medias y obligaciones completas, mal principio para quien empieza con una deuda de 16 billones y un déficit presupuestal de 5 puntos del PIB.