A.C. Antes del Covid, padres de familia y maestros enfrentaban cada hora del día y varias de la noche, el reto de despegar a niños y adolescentes de las pantallas grandes y chicas, televisores, tablets, teléfonos celulares y hasta diminutas carátulas de relojes.
Con el impostergable inicio del ciclo escolar y a fin de prevenir el contagio del controvertido virus, niños y adolescentes también se quedaron en casa, ahora sí a fuerza, frente a las pantallas recibiendo educación a distancia. Esta modalidad no experimentada más que por los adultos, evidenciará AL TIEMPO su éxito o fracaso aplicada en los de educación básica y media superior, muchos papás auguran que será año perdido porque los niños casi no aprenden nada, tareas y trabajos es lo que encargan los maestros; en un extremo algunos maestros encadenan al chico de siete de la mañana a dos de la tarde frente a la pantalla y lo vuelve a someter de igual manera toda la tarde para realización de tareas; en el otro extremo, los maestros encargan a alumnos que vean las clases en la tele, si pueden, si quieren, si tienen, y que entreguen tareas virtuales, si pueden, si quieren. Eso sí, nada de reclamos a los docentes porque ellos también están sujetos a poder, querer y tener forma de enlazarse con grupos que pueden ir de cuarenta a ochenta niños, o sea, los que hace meses fueron turnos diurnos y vespertinos.
La educación preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, ha sufrido trastornos bastante serios en la etapa pandémica porque ni maestros ni educandos ni el sistema educativo en general, estaban preparados para cambio tan radical. Muchos no tienen acceso ni a internet ni a televisión; los que sí, no tienen el control de que se vaya la luz o se corte el internet, que ya sabemos, es caro y de pésimo servicio. A muchos niños, sobre todo de escuela pública les llegan las indicaciones de tarea por “whatsapp”. Se acabó el ritual de arreglarse para ir a la escuela, la torta, el detallito para impresionar, la sonrisa y anhelado encuentro con los amigos, el aliento de los amigos, la magia de los amigos. Hoy los amigos se reencuentran en los videojuegos haciendo equipo para acabar con el malo, para matarlo; se encuentran y desencuentran en el “chat”. La vida de niños y adolescentes es mas virtual que nunca. Su soledad es mas real que nunca también. Ya no se ven en el aula, en el patio de recreo, a la salida, hoy los niños están solos frente a cualquier tipo de pantalla, si no siguiendo la clase virtual, buscando al amigo para jugar a ser bueno, a ser un feliz virtual.
La reclusión pandémica verá pasar virtualmente el día de muertos, las posadas y fiestas navideñas, el día de reyes y el de la Candelaria, quizá nos encuentre encerrados la primavera, pero los niños no pueden, no deben seguir aislados. Ante un hecho inédito todavía no podemos prever la magnitud de las consecuencias negativas, pero de no corregirse las habrá AL TIEMPO.