A dos años de haber iniciado operaciones comerciales, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) no levanta el vuelo, pues no se ha cumplido con las expectativas esperadas.
Por ejemplo, tras ser inaugurado en marzo de 2022, las autoridades federales aseguraron que el AIFA movería al final de ese año 2.1 millones de viajeros. ¿La realidad? Ese año apenas lo usaron 912 mil personas.
Además, se aseguró que en una primera etapa el AIFA podría transportar 20 millones de pasajeros al año y en una segunda 80 millones de viajeros anuales, cifras que hoy están muy lejanas.
Desde el inicio de operaciones y hasta el pasado 30 de enero, último dato disponible, el aeropuerto ha ayudado a trasladar tan solo a 3 millones 881 mil 872 viajeros nacionales e internacionales, a través de 38 mil 101 operaciones comerciales y generales.
Esto a pesar de que la demanda de pasajeros en el Valle de México será de entre 85 y 100 millones de personas en 2030, según estiman especialistas en aviación.
“A dos años el AIFA no ha dado los resultados que el Gobierno esperaba y no existe certeza alguna que vaya a ser la solución que el País necesitaba”, apuntó Carlos Machorro, socio experto en Derecho Aeronáutico y Aeroportuario de la firma legal Santamarina y Steta.
Consideró que ni sumando los primeros 20 millones que en teoría debe alcanzar el AIFA en su primera etapa, los 40 millones de pasajeros que moviliza actualmente el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y los 7 millones que podría sumar Toluca se logrará atender la demanda de esa zona.
Machorro recordó que el AIFA nació por decisión política, pues carece de estudios de tráfico y Plan Maestro de Desarrollo.
“Cuando se toman decisiones así sin planeación es difícil que los proyectos despeguen y particularmente en el sector de la aviación, en donde se deben de considerar diversos temas. El mercado es el que dicta las reglas y no los decretos”, consideró.
Rodrigo Pérez Alonso, especialista del sector aéreo, coincidió en que su construcción fue una decisión política con repercusiones negativas.
“Es una decisión política de convertir realidades comerciales que no existen. Y eso es el balance de lo que ha pasado con esta terminal aérea”, destacó.
Machorro destacó que el segundo aniversario del aeropuerto de Santa Lucía coincide con el arranque de campañas presidenciales, periodo en el que hay que preguntarse si la “solución aérea” que heredará este Gobierno a la próxima administración es la correcta o no.
Recordó que la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, está abierta a retomar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), mientras que la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, habla de reforzar la conectividad del AIFA.
“Lo que preocupa es que, a dos años, el Gobierno está entregando un aeropuerto que no va a terminar de despegar y no hay certeza de que vaya a constituir una solución real. Es un pendiente que tendrá que resolver la próxima administración”, dijo.