CAMBIO DE RÉGIMEN
Hay tiempos para todo. Y éste no es el tiempo para la desunión. En todo el mundo el llamado es hacia la solidaridad, la fraternidad y la empatía.
El mundo ha sido azotado por una nueva enfermedad. En sólo 160 días, 7.4 millones de personas se han contagiado, más de 420 mil han perdido dolorosamente la vida y la economía global enfrenta la perspectiva de la peor recesión en la historia. Encontrar la cura y recuperar las economías es una tarea prioritaria que requiere la unidad de todos los países.
Son tiempos de reflexión para encontrar respuestas a todo aquello que nos divide. En los Estados Unidos las manifestaciones contra la discriminación racial recorren todas las ciudades del país y animan acciones para cerrar de una vez por todas ese agravio estructural. En Reino Unido derriban la estatua de un esclavista y llaman a reconsiderar la narrativa nacional y reconocer los flagelos de un pasado colonial para poderlos exorcisar del presente. En Alemania piden eliminar la palabra “raza” de la Constitución. En Francia salen a protestar por la brutalidad de las policías. El llamado es a combatir las segregaciones, las diferencias, los autoritarismos pasados y presentes.
Cuando el mundo se subleva contra el racismo, la brutalidad, los autoritarismos, los gobiernos no pueden encerrarse. El Presidente de México nos invita a voltear a ver al otro; a cambiar nuestras actitudes. A mirarnos como seres integrales que debemos nutrir el alma y el cuerpo; a nutrirnos con los valores de nuestra cultura; a cuidarnos con la responsabilidad que nos da la libertad; a dar la espalda al egoismo, para tenderle la mano al otro como la única forma de reconstruirnos.
Son tiempos que nos requieren unidos. Tenemos que reconstruir nuestra economía. Frente a nosotros, grandes oportunidades. El TMEC entra en vigor en unos días más y potencía nuestra plataforma industrial, agrícola y exportadora, para convertir a pequeñas, medianas y grandes empresas en las alimentadoras de las cadenas regionales de valor. Desunidos no lo lograremos. Son tiempos para reflexionar y encontrar lo que nos une para poder confrontar lo que nos divide. Volquemos los activismos hacia la reconstrucción. Si nos escuchamos y pausamos, podemos convertir éstos en los tiempos para retomar las iniciativas que nos construyan.