CAMBIO DE RÉGIMEN
Las manifestaciones, muchas de ellas violentas, en más de 150 ciudades de los Estados Unidos subrayan la persistencia de un racismo que por siglos no ha sido superado en ese país. Que una persona sienta que su vida y sus oportunidades, o la falta de ellas, la define su raza es algo contra lo que todos los países debemos luchar. Que haya gente que, solo por el color de su piel, sea considerada como inherentemente proclive al crimen y que vive con miedo de quienes debieran garantizar su seguridad, es inaceptable.
Que la muerte de George Floyd asfixiado por la rodilla de un policía, que este despliegue de brutalidad policíaca se haya dado en una Ciudad progresista y ordenada del Medio Oeste como Minneapolis, llama la atención.
Sin duda la violencia de las manifestaciones y su presencia en tantas ciudades tiene que ver con el hartazgo de una sociedad luego de una prolongada pandemia en la que han perdido la vida más de 110,000 personas, y el empleo más de 40 millones. Pero también, y sobre todo, con el hartazgo por la falta de justicia social a lo largo de siglos.
La pandemia ha hecho que aflore con crudeza la desigualdad económica y social que el racismo ha alentado. Las encuestas muestran que los afroamericanos tienen tres veces más probabilidades de morir por Covid-19 que los blancos, pues su acceso a los servicios de salud es deficiente, viven en condiciones de hacinamiento y sus condiciones de vida son más precarias. Son también las comunidades en donde hay y habrá más desempleo y donde muchos de los empleos perdidos, sobre todo en áreas de servicios, no se van a recuperar. Serán éstas las comunidades que más lentamente regresen a algún tipo de normalidad.
Hay lecciones importantes a derivar de estos acontecimientos: requerimos de nuevas leyes y políticas públicas que acompañen el regreso de todos los países del mundo a la nueva normalidad. La pandemia nos ha enfatizado como los más desprotegidos, los más pobres, los que no tienen acceso a los sistemas de salud y no están protegidos en caso de perder sus empleos, son quienes en general han sido siempre despreciados por la sociedad y quienes con mayor presteza pueden sublevarse.