EL JICOTE
“El Borras” es un personaje trágico, representa lanzarse a hacer algo sin importar medios, costos ni consecuencias de la acción. En otras palabras, sin pensar, a lo loco, considerando que la realidad es una plastilina que se modifica con la puritita voluntad del Presidente. “El Borras” es el gran ideólogo de la 4T. Cuando el Presidente López Obrador realiza el ajuste de cuentas de la administración pública y de sus programas, no lo hace para corregir el pasado sino para descreditarlo. Las denuncias de corrupción es el ajonjolí de todas las manchas de la mafia del poder; pudiera tener razón, pero nunca pondera ni matiza las acusaciones. Como dicen en mi rancho, todo es negro a la de ahuevo.
Algunos ejemplos: El Banco de Comercio Exterior, BANCOMEXT, que en el año de 2017 fue declarado el mejor Banco de Desarrollo, López Obrador hizo intentos por desaparecerlo, los economistas de izquierda hicieron toda una campaña en la que destacaban que era una incongruencia que un gobierno, que presume de progresista, enterrara una de las mejores instituciones financieras creadas por el cardenismo. Por el momento está en el limbo.
Retiró los recursos a las organizaciones no gubernamentales, otra vez la ráfaga de protestas, de la misma forma reconoció que algunas sí trabajaban bien, pero argumentó: “Ni modo, pagan justos por pecadores”. Se ubicó en el error que los politólogos describen como tirar la bañera con el agua sucia y con el niño.
Para cambiar la sede del aeropuerto de Texcoco acusó a los concesionarios de corruptos, le pidieron que diera nombres y proporcionó una nueva hipótesis; el cambio se debía a que el aeropuerto estaba asentado en un lago. Zigzagueante organizó una encuesta patito para justificar su decisión. Por cierto, a los concesionarios que acusó de corruptos, ahora les otorgó otras obras en los nuevos proyectos del gobierno.
En la última “Borrazada” ordenó la desaparición de todos los fideicomisos que reciben recursos federales, entre otros el Fidecine, fideicomiso que tiene como tarea la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes mediante la inversión de capital de riesgo. Los mexicanos merecedores del Óscar, principalmente Guillermo del Toro, le recordaron que ellos habían aprovechado este fideicomiso. Y que, no por restregarle su afición, pero el cine mexicano le había dado al país más reconocimientos internacionales que el beisbol. Una vez más el gobierno se tuvo que echar para atrás. El problema es que gran cantidad de víctimas de El Borras les piden a los ganadores del Óscar que intercedan y defiendan sus causas.
Lo he sostenido en repetidas ocasiones, el “priísmo” no significa pertenecer al PRI, sino que es parte del genoma de la clase política nacional. Las consignas de este partido, al que pertenecí, en el caso de decisiones conflictivas, eran: “Platica y negocia con los interesados para “planchar el asunto” y que todo salga “muy aseado”. En estos casos ni siquiera se ajustan a estas políticas. Mientras “El Borras” siga siendo el ideólogo de la 4T será un gobierno torpe, ignorante y errático. Sentado en un rincón dándole la espalda al pueblo y con orejas de papel. Se lo ha ganado.