CAMBIO DE RÉGIMEN
En estos momentos de crisis, se estima que alrededor de una tercera parte del mundo está bajo alguna condición de aislamiento auto-impuesto o cuarentena forzada. En algunos países, se ha buscado ejercer con mano dura las medidas destinadas a evitar y limitar el contagio, como lo son permanecer en casa y ejercer distancia de otras personas, así como utilizar cubrebocas u otros equipos básicos. En contraste, muchas otras naciones han preferido confiar en que sus ciudanías serían capaces de tomar responsabilidad ante la gravedad del momento, imponiendo medidas de distanciación física que no están atadas a presiones de fuerzas de seguridad o amenazas punitivas.
Alrededor del mundo, la mayoría de la gente que ha podido aislarse o tomar medidas que reduzcan su contacto con otros lo ha hecho, en un importante gesto de solidaridad mundial que debemos continuar rescatando. Ante las noticias sobre piratería internacional para asegurar material médico; la creciente socavación de los derechos humanos en nombre de la contención del virus; la discriminación hacia personas infectadas o con mayor posibilidad de estarlo y hasta ataques al personal de salud, es importante regresar a la solidaridad.
A nivel individual, permanecer en casa es solidario; así como lo es apoyar a los negocios locales mediante las distintas aplicaciones que lo permiten; y respetar las medidas de distanciamiento.
No obstante, a nivel estatal, la solidaridad debe ir mucho más allá para convertirse en cooperación. Asegurar el abastecimiento de material esencial alrededor del mundo, garantizar que continúen siendo respetados los derechos humanos, trabajar para revitalizar las economías más dañadas y encontrar nuevas formas de regresar a “la normalidad”, nos harán darnos cuenta de que no hay esfuerzo por menor que sea, que no aporte, así como que no hay solución individual a un problema conjunto.