VISIÓN POLÍTICA
Para realizar este artículo tuve que leer un libro que recomiendo ampliamente para entender más a detalle lo que fue el Plan Marshall o European Recovery Program y como funcionó después de la II Guerra Mundial (Julio Gil, Juan José Carreras, Julio Salom, Pedro Vives, Señen Florensa, Julia Moreno, Ángel Viñas, “La Guerra Fría”).
Yo que soy una apasionada del tema de la II Guerra Mundial gracias a mi padre que me platicaba de la devastación que existió en toda Europa y el cómo esta hecatombe fué catalogada como la peor conflagración bélica de la historia de la humanidad, en donde murieron un aproximado de 70 millones de seres humanos que incluyen militares, civiles y víctimas del Holocausto dentro de los más de 15,000 campos de concentración, siendo Auschwitz, en Polonia el más importante. Este fué testigo en sus entrañas de vivencias de más de 1,300,000 personas y de asesinatos del 90% de ellas mediante actos inhumanos, despiadados y crueles causados por Adolf Schickelgruber (Adolf Hitler) y sus fieles milicianos.
Después de esta masacre, toda Europa quedó en total ruina, con miles de decesos y gente lisiada. Berlín y Varsovia, eran lugares saturados de montañas de escombros por los simultáneos bombardeos. Las estructuras, como carreteras, vías férreas, industrias, áreas agrícolas habían sido puntos principales de ataques aéreos, por esto, Alemania se vio en la necesidad de restablecer su economía de manera urgente.
Al terminar la I Guerra Mundial, la economía de Alemania quedó dañada, por lo que Estados Unidos decidió ampliar el Plan Dawes, que proporcionada créditos para la reconstrucción de este país y lograr con esto la estabilización de Europa y aun así, las economías europeas no lograban tener solidez. Existía escasez de carbón, las personas morían de inanición y de frío durante la postguerra. Muchos países de Europa contribuyeron con apoyos en especie para Alemania pero no eran suficientes. Este país tuvo que soportar pérdidas en su industria considerables, sobre todo, de índole automotriz.
Durante estos años, en EE. UU., George Catlett Marshall, un gran estadista y militar estadounidense anunció el Plan Marshall que serviría posteriormente para la reconstrucción de toda Europa. Fue en Marzo de 1948, justo tres años después de la finalización de la II Guerra Mundial que se aprobó la Ley de Cooperación Económica por 12 mdd. Fue gracias a esto; que Europa alcanzó un nivel de crecimiento, prosperidad y unifico a los países de este mismo continente. Este Plan a lo largo de décadas se ha convertido en unos de los actos más solidarios, humanitarios y de alta colaboración internacional. Por esta visión, en 1948 fué fundada la OECE, que posteriormente en 1961 se convirtiera en OCDE, una Institución creada para el Cooperativismo y Desarrollo Económico como sus siglas lo indican, salvaguardando el bienestar de los seres humanos dentro de sus 36 países miembros, entre ellos, México.
Es tal la ayuda que recibió Europa por este Plan, que del año de 1948 a 1952 (la duración del European Recovery Program) este continente experimentó en carne propia el máximo crecimiento económico histórico. La industria se fortaleció al igual que la agricultura, se afianzó la solidez financiera y monetaria. La pobreza y el hambre ya eran parte del pasado, uno muy desgarrador, por cierto. Se favoreció la creación del OTAN… en fin, Europa se recuperó significativamente.
El Plan se traduce en un enfoque de solidaridad ante el mundo. Un ejemplo hoy en día por esta contingencia que nos ha vulnerado es China, uno de los países y principales potencias que pueden apoyar a otras naciones del mundo, cooperando con médicos expertos, artículos de sanidad e higiene y con su avanzado logro en medidas científicas y tecnológicas ante el COVID2019.
Después de tanto análisis y lecturas acerca de esto y desde mi perspectiva, la idea del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acerca de proponer un tipo “Plan Marshall” no me parece tan descabellada, desconozco si Estados Unidos o Japón se encuentren en la misma sintonía de generar apoyo económico a países pobres, pues los veo muy ensimismados en la situación, sin embargo; aplaudo la gran empatía y sensibilidad de la República Popular de China por sumarse a esta labor altruista con varios países del orbe.