ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
Hemos ya entrado en el periodo crítico y frente a ello se han venido tomando un conjunto de medidas que han sido comunicadas por los tres órdenes de gobierno. En el caso del Gobierno Estatal en el último mensaje del Gobernador se instó a que propusieran mecanismos para lograr una sana situación.
Así, en ese sentido de responsabilidad, desde una tribuna pública como lo es ésta columna periodística, paso a formular algunas propuestas:
Considerando que la actual situación es responsabilidad de todos para lograr que las medidas sanitarias beneficien a todos los ciudadanos de Querétaro, es importante destacar que hay que focalizar a las personas y unidades económicas más vulnerables para evitar su quiebra económica, y reducir la huella de carbono, por lo cual se propone:
1) Bajo un estricto recuento de personas y unidades económicas micro y pequeñas de todos los giros, considerar:
a) Un apoyo económico por un bimestre, que permita sortear los costos fuertes de renta o pago de nóminas
b) Hacer un llamado para consumir localmente y productos de pequeños productores rurales y urbanos, lo cual también contribuye a reducir la huella de carbono
2) Señalar que no debe abusarse del uso del agua, sino sólo utilizar la estrictamente necesaria para las acciones de limpieza personal y del hogar, con el fin de reducir los consumos, ya que estamos en época de secas y el agua no es un recurso abundante en la zona metropolitana.
3) Considerar un banco de alimentos para aquellas personas que no tendrán ingresos suficientes en este periodo y requieren de éste tipo de apoyo.
4) Mejorar la salud ambiental combatiendo la contaminación química, la mala calidad del aire o la contaminación del agua, pues merman la salud de la población y nos hacen más vulnerables a infecciones como la que supone el COVID-19. Por ello, se debe dar prioridad a actuaciones que mejoren en binomio salud y medio ambiente en todas las políticas públicas. Es fundamental, por ejemplo, que la administración pública tome medidas para evitar que se utilicen sustancias tóxicas en las tareas de desinfección de instalaciones sanitarias, edificios y transporte, así como que se extremen las precauciones para proteger la salud de las personas que trabajan en las tareas de desinfección.
5) Proteger la biodiversidad como una forma de incrementar la resiliencia de los ecosistemas y con ello también, de nuestras sociedades, ante infecciones y plagas, que con las dinámicas de la globalización y del cambio climático están siendo cada vez más frecuentes e intensas. Por ello hay que detener los cambios de uso del suelo de aquellas unidades de gestión de preservación y protección ecológica, al igual que el de las áreas naturales protegidas. Porque hay un factor que claramente está aumentando el riesgo de transmisión de este tipo de enfermedades: la pérdida de bosques y el deterioro ambiental.
Finalmente con motivo del día mundial de los bosques, cabe recordar que la tala y la deforestación, en particular en los bosques tropicales como el Amazonas y el Congo, está permitiendo que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos a los que generalmente los seres humanos no habían estado expuestos. El resultado es un incremento de las llamadas enfermedades zoonóticas (que proceden de los animales).
En los últimos 50 años, ha habido un gran aumento de las enfermedades emergentes que se han atribuido a la invasión humana del hábitat, en particular en los “puntos calientes” de las enfermedades en las regiones tropicales. Y en un estudio de USAID se afirmó que alrededor del 30% de los brotes de enfermedades como el virus Nipah, Zika y el Ébola están relacionados con el cambio de uso de la tierra. Según la organización Global Forest Watch, desde 2001 a 2018 se ha producido una pérdida de 361 millones de hectáreas de cubierta arbórea a nivel mundial, lo que supone una reducción del 9 % de esa superficie desde el año 2000.