CAMBIO DE RÉGIMEN
Desde que comenzó a ser conocido el esparcimiento del Coronavirus, comenzaron también las medidas a nivel nacional e internacional para contenerlo. Sin embargo, una gran dificultad a la que se han enfrentado los gobiernos, tiene que ver con el nivel de globalización que ha alcanzado el mundo – un virus en Wuhan, China, logró esparcirse a siete continentes en menos de tres meses. Y todo esto, mediante contacto de persona a persona.
La realidad de la movilidad humana hoy es muy distinta a la del pasado; hoy estamos hablando de flujos de millones de trabajadores o estudiantes que se trasladan diariamente de una ciudad a otra para poder llevar a cabo sus actividades, además de que el turismo es una actividad común y bien recibida en todo el mundo. Esta es la realidad mundial, bajo la cual operan nuestras relaciones comerciales, políticas y sociales, y la cual no puede interrumpirse súbitamente.
Aunque una reacción natural es el pánico, debemos evitar a toda costa caer en él y en vez, escuchar las voces expertas. Por ejemplo en la Unión Europea, quienes están encargados de la contención y monitoreo del virus, han declarado que cerrar fronteras sería una manera “poco efectiva” de buscar lidiar con el brote. No obstante, el coronavirus ha presentado un reto a sus políticas de fronteras abiertas, así como un rezago mundial económico importante. Asimismo, los avisos en contra de compras de pánico y las recomendaciones simples de higiene, deben de ser escuchadas.
La propagación de enfermedades contagiosas y su rápido esparcimiento alrededor del mundo es algo que muchos expertos han identificado como parte de nuestra nueva realidad. Por ende, es importante mantener la cooperación internacional al más alto estándar, así como abonar dentro de los espacios de gestión regional para forjar una mayor resiliencia y mejor tiempo de respuesta.
La cooperación internacional existe justamente para abordar este tipo de problemáticas, así que ejerzámosla.