CAMBIO DE RÉGIMEN
Una de las razones por las cuales el Tratado comercial pactado entre México, Estados Unidos y Canadá nos ofrece una oportunidad distinta a la que presentó el TLCAN en la década de los 90s, tiene que ver con la visión a largo plazo de los Gobiernos encargados de ambos textos.
En la década de los 90s, México estaba abriéndose al mundo e incorporándose al sistema globalizado de comercio y consumo, un mundo que era nuevo para la gran mayoría y cuyas reglas apenas habían sido concebidas durante los 70s y los 80s.
Aunque es cierto que el TLCAN logró hacer de América del Norte una de las regiones más dinámicas e integradas del mundo, capaz de generar el 28% del PIB mundial y realizar el 16% del comercio global, aunque represente únicamente al 7% de la población mundial, también es cierto que la visión que la fundó y los gobiernos que lo acompañaron, no buscaron hacer cumplir una promesa fundamental del acuerdo: que el desarrollo llegara a todas y todos los mexicanos.
Por eso es que, tras 26 años sin cambios, el TLCAN comenzó a perder relevancia en algunos temas y se volvió obsoleto en otros. Cuando surge la solicitud del Gobierno de Estados Unidos en mayo de 2017, para renegociar el TLCAN, México identificó una oportunidad para actualizarlo.
Esta vez, ya teníamos mayor experiencia con las cadenas de valor globalizadas, las empresas multinacionales y la competencia internacional. Este Gobierno, reconoció que la desigualdad económica que se agudizó en las últimas décadas, fue resultado de una incapacidad para garantizar mediante políticas públicas y acciones legislativas, un acceso paritario a las oportunidades de crecimiento y desarrollo. Por ende, con el T-MEC mejorado, México logró resultados positivos que le permitirán generar mejores condiciones laborales para los mexicanos y mexicanas, mediante la aplicación efectiva de la legislación laboral, así como otorgar mayor certidumbre e incentivos al comercio y las inversiones en México; entre muchas otras cuestiones.
Además, el Senado de la República ha propuesto la creación de una Comisión de Seguimiento que definirá las tareas legislativas necesarias para acompañar la instrumentación del T-MEC, vigilar su cumplimiento y cuidar que éste no pierda vigencia y se mantenga a la altura de nuestras necesidades.
Por eso, no es lo mismo y no es igual.