LO BLANCO Y LO NEGRO
Reino Unido dejó el 31 enero de ser parte de la Unión Europea después de 47 años de membresía, dando un salto hacia lo desconocido, porque además representa un histórico golpe al bloque, en donde varios celebran la valentía de un país que impuso su soberanía ante las ideas globalistas, en cuanto a otros recienten el tema de la identidad europea.
Para comprender mejor este evento que ha atraído el interés de muchos líderes mundiales, es necesario exponer que la Unión Europea (UE) es una comunidad política de derecho constituida en régimen sui géneris de organización internacional nacida para propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los Estados y los pueblos de Europa.
Todo esto desemboca en una peculiarísima comunidad de Derecho, cuya naturaleza jurídica y política es muy discutida, si bien sus elementos fundacionales y su evolución histórica, todavía abierta, apuntan a una moderna confederación o gobernanza supranacional que se acredita con la ciudadanía europea, su parlamento europeo, el sistema jurisdiccional y la unión monetaria (el euro).
En este sentido el Reino Unido fue uno de los países que más tardo en unirse a la Unión Europea, y lo hizo el 1 de enero de 1973 y actualmente está conformada por 28 países.
Desde el año 2016 este país planteo la posibilidad de abandonar este bloque comercial, cuando se convocó a un referéndum llamado “Brexit”, para que la ciudadanía votara sobre la permanencia del de este país en la UE, en donde la mayoría del electorado voto por su salida, para posteriormente culminar sus años como el miembro incomodo, pero solo con un pie afuera y uno adentro, hasta la aplastante victoria de Boris Johnson en las elecciones de diciembre de 2019 le garantizó al Primer Ministro británico suficientes votos para conseguir la aprobación del acuerdo de salida que ya había negociado con Bruselas.
Pero la gran interrogante es el tema económico y comercial, en el caso latinoamericano. Hay que decir que el comercio de la región, con la economía británica es limitado, en sentido inverso la inversión de ellos en América Latina, si bien es importante, no tiene la dimensión de otros países como Estados Unidos. De modo que, en sí mismo, el Brexit no representa una amenaza existencial para las economías latinoamericanas.
Cabe señalar que en las últimas seis décadas el comercio con Reino Unidos ha caído en términos relativos. Entre las economías principales de América Latina, Colombia es la que más depende de las compras de estos, incluso ese país envía a Reino Unido apenas un 2.5% de sus exportaciones, principalmente constituidas por carbón. En 2014 las exportaciones colombianas a ese país llegaban a US$1,400 millones. Brasil sólo depende de Reino Unido para el 1.7% de sus exportaciones y con México es de mucho menos del 1%.
Lo cierto es que viene una nueva etapa de construcción de acuerdos comerciales con este país, que impone una nueva etapa, con un olor a nacionalismos victorianos.