DESDE LOS BALCONES
Por 96 votos de 122 que se emitieron, la Cámara de Senadores de la República, acaba de declarar como nueva ministra integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la ex titular del SAT, quien deja una delicada y difícil gestión en la recaudación fiscal del país, después de una gestión por demás exitosa al frente de esta alta responsabilidad.
Margarita Ríos Farjat, a este tecleador le llama la atención de manera encomiosa, después de conocer su fina sensibilidad poética, algo contrastante con la aridez de la materia hacendaria a que estuvo dedicada en el gobierno del Lic. Andrés Manuel López Obrador.
La nueva ministra de la SCJN es, hasta últimas fechas, residente de la Ciudad de Monterrey y por ello era cuestionada; sin embargo su carácter profesional y alto sentido de responsabilidad, así como su honradez personal y firme carácter demostrado en las diferentes comparecencias mañaneras, en donde con todo aplomo abordó e informó de los más delicados y sensibles asuntos de la recaudación financiera.
Aspiraron con ella para el cargo de Ministro de la SCJN, otras distinguida damas, una de ellas subsecretaria de Gobernación y otra, una muy distinguida investigadora de gran prosapia doctrinaria y teórica en cuestiones de derecho constitucional, a quien hace apenas dos días la vimos disertar sobre diversos tópicos jurisprudenciales, de manera magistral.
A Margarita Ríos Farjat, se le miraba y así se le califica, como persona muy cercana a MORENA y sobre todo al Presidente AMLO, además de que se le atribuye alguna cercanía con don Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia.
Hay que decir que además de estos vínculos y relaciones de cercanía política con el actual equipo de colaboradores de AMLO, en lo personal borró toda suspicacia de influyentismo una vez que sorpresivamente leí en un diario nacional, uno de sus poemas citadinos en que alude al paisaje citadino de Mixcoac, en la Ciudad de México y que, sin considerarme un crítico de esa expresión literaria, si me considero con la inclinación suficiente para catalogar como de mi gusto, en una sola primera lectura, a poetas como Jorge Luis Borges, o al propio Pablo Neruda, el que una vez en las aulas de la Facultad de Derecho de la UNAM oí, dichas por un compañero, una o dos estrofas de “Una Canción de Desesperada” y a la fecha tengo a Neruda como el gran acompañante de toda mi juventud a lo largo de más de 80 años.
¿Qué más puedo decir a favor de Margarita Rios Farjat, sino que celebro que además de tener la calificación y la experiencia necesaria para el cargo, lleva consigo una fuerte y entrañable sensibilidad poética y, eso, no le hace mal a nadie.