SERGIO A. VENEGAS RAMÍREZ
Con la llegada de Jorge Meade Ocaranza de manera “provisional” a la presidencia del CEN del PRI en Querétaro (como se lo adelanté aquí el 19 de noviembre), pareciera que uno de los principales problemas de ese partido rumbo al 2021, estaría salvado: la insostenible dirigencia de Juan José Ruiz Rodríguez y la división que generó, amén de su empatía con las propuestas panistas, habrían sido un lastre rumbo al proceso de renovación gubernamental.
Y es que como ya lo hemos escrito en incontables ocasiones, el ex cachorro del calzadismo, llevó en 2018 al tricolor a su peor resultado en toda la historia, al pasar de ser partido gobernante tres años antes, al tercer sitio en las preferencias electorales, por debajo del PAN y Morena, perdiendo también las principales alcaldías y diputaciones locales y federales, además de no haber alcanzado, por primera vez, un solo escaño en el Senado de la República.
Con todo y ello, Juan José se aferró a la presidencia del CDE cilindreado por sus incondicionales que trazaron ese espacio en la ruta crítica -qué locura- hacia ¡Palacio de la Corregidora!
Para fortuna de los priístas, llegó al Comité Ejecutivo Nacional Alejandro Moreno Cárdenas, un dirigente forjado a la vieja escuela, esa en la que los mandos son verticales, la democracia es la que dicta el líder nacional y las órdenes son para acatarse.
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