LA APUESTA DE ECALA
En 1983 la escritora María Ofelia Villenave Garza —nacida en la famosa colonia Roma de la Ciudad de México, mujer preparada y extrabajadora en Washington del Fondo Monetario Internacional— quien había tenido que cambiar su nombre al de Fernanda Villeli, junto al actor productor Ernesto Ramírez Alonso, visitaban al secretario general de la CTM Fidel Velázquez.
La razón de la visita era tratar de conseguir una orientación acerca del nuevo contrato colectivo del sindicato de trabajadores de la televisión y radio de la república mexicana —SITATYR— debido a que se pretendía llevar a cabo una telenovela de terror, un género que no se había hecho anteriormente, y era imprescindible la anuencia de don Fidel, para lograr llevar a cabo tan majestuoso proyecto.
La explicación sería por el actor y productor Ernesto Alonso, viejo conocido de don Fidel, y la escritora llevaba un resumen para que se conociera el proyecto, con lujo de detalle en algunas cuestiones acerca del “demonio” y de su trato con una familia mexicana.
La entrevista ya había sido acordada por Emilio Azcárraga Milmo, quien el proyecto le parecía interesante, pero no se podía montar nada en la televisión abierta sin el permiso del sindicato —y en obviedad del propio Fidel—.
La secretaria de la CTM dedicada a contenidos de programas de televisión y radio había hecho anotaciones al resumen que se le había entregado del proyecto previamente, así para Velázquez era de interés saber la trama, misma que no e gustaba por aquello del diablo y situaciones comprometidas de brujería.
—¿No les parece demasiado tétrica la historia para la familia mexicana?
Todos guardaron silencio debido a que sabían que la historia era impactante.
—Me parece que México ya está preparado para este género de terror a nivel nacional y en horario estelar— afirmaba la escritora quien era la mejor y mayor defensora del proyecto.
—Les voy a contar una historia señora VIlleli, cuando en 1973 nos invitaron a ver la película “El Exorcista” del director William Friedkin, nos advirtieron que era impactante el modo de generar un terror psicológico, de comienzo no hicimos mucho caso y en aquél entonces los que realizaban el doblaje escrito de la película —no se hacían doblajes al español en aquellos años— quienes pertenecían al sindicato, nos platicaban que cosas extrañas pasaban, que las cosas del estudio se movían solas, que muchos de ellos tenían pesadillas y que mejor no deseaban seguir trabajando el proyecto.
—Sugestiones meramente don Fidel— implicaba la escritora.
—No se crea, pero bueno, fue tanto el temor de los tituladores que vinieron a verme los encargados del sindicato de trabajadores de la industria del cine, muy preocupados, insistieron si era posible no se proyectara la película en México, debido a que podía causar una psicosis colectiva. La película realmente espantaba y pues no somos un país como los gringos que les encanta todo lo que da miedo, así que pospusimos el estreno hasta que psicólogos especializados, para observar la opción de proyectarla.
Tomó la voz Ernesto Alonso —que en el fondo era un artista reconocido de la época de oro y don Fidel lo sabía— arreglando su lujoso traje trató de sensibilizar al secretario general.
—Don Fidel, primero agradecer el tiempo de su ocupada agenda para lograr darnos el visto bueno y establecer muy bien las condiciones del contrato colectivo con los trabajadores, que, por cierto, tenemos ya el reparto y el personal listo para arrancar este proyecto, pero dígame don Fidel, si en lo personal le puedo platicar…
—Claro que sí don Ernesto.
—Mire, la crisis económica está pegando duro a las personas, los precios por las nubes…
—Esa parte no me compete, lo de los precios.
—Lo sé, pero creo que la gente necesita distraerse de sus realidades y como bien lo sabe, las telenovelas son parte esencial de este proceso, por ello El Maleficio es la teleserie que esperamos llevar a cabo para que nos mantengamos juntos como familia y pasar un rato de espanto, para luego continuar con nuestras actividades.
—¿Qué les dijo Emilio?
—Que estaba aceptado el proyecto.
Tomó el teléfono y marco solo dos números, por el otro lado, Emilio Azcárraga contestaba.
—Tengo a don Ernesto Alonso y a la escritora del proyecto de la teleserie El Maleficio, quienes argumentan que ya lo validaste… ¿entonces para que chingados me envías a tu gente si ya lo tienes hasta diseñado en la producción?
—Está validado por la empresa don Fidel, pero el contrato colectivo queríamos nos lo autorizaras, porque vamos a incendiar casas, explotar autos y va a correr peligro en los sets.
—Sabes que primero están mis trabajadores, ya Lolita —su secretaria particular— me había dicho de los riesgos y la prima por accidentes la debes aumentar a un 32%, y el salario por encima de lo convenido hasta un 23% más, de lo contrario no participamos.
—No la chingue don Fidel no me resulta el negocio.
—Pues es así o no hay telenovela.
—Lo tomo, si por favor me envía ya firmado el contrato colectivo para mandarlo a imprentas.
La CTM y el SITATYR estuvo al pendiente de todo el proceso de grabación de la telenovela de terror llamada El Maleficio, misma que protagonizaban Jaqueline Andere y Humberto Zurita, entre otros.
Los patrocinadores de la teleserie Bacardi Co., Coca Cola, cigarros Raleigh, Brandy Viejo Vergel y la empresa queretana llamada La Madrileña, quienes producían el brandy Cheverny, estuvieron en reunión con Televisa en su centro de ventas, para establecer una estrategia de aparición, debido a que varios productos del mismo género iban a financiar el proyecto. Nunca se habían hecho contratos comerciales con marcas que salieran al mismo horario estelar, de la misma especialidad, era una regla, pro por ahora ser un proyecto magno, se tuvo que tomar a todas las principales cuentas —y las que más invertían—.
Una vez explicada la temática, varias de las marcas no desearon participar, porque consideraban que generar terror en el espectador y relacionarlo con la marca, era nocivo para el consumo de los productos, y se bajaron del proyecto. Por más que los equipos de ventas —difícilmente se hablaba en aquellos tiempos de mercadotecnia y estrategias de colocación de marca— hacían todo lo posible por satisfacer el éxito de dicho proyecto, las marcas no invirtieron y dejaron el proyecto a la deriva.
Por lo tanto, televisa tomó el proyecto como propio y se estableció el manejo de marcas en el horario estelar de la telenovela, se produjo a pesar de tantos altibajos.
Cuando por fin se terminaron la sinopsis y la producción de los primeros capítulos, de inmediato fue mandada a secretaria de gobernación para la censura —proceso obligado de todos los contenidos de programas que los mexicanos observaban en esos años—.
Y el resultado fue apabullante:
Más del 65% de los temas fueron echados para atrás, el tema de lo diabólico causó un impacto fuerte en los supervisores de contenidos y por supuesto que presidencia de la república fue avisada de este caso —único en su género— pero los papeles se quedaron en el escritorio de secretaria privada.
Reunión de secretaria de gobernación y el SITATYR con la presencia de don Fidel Velázquez, da el informe el director de contenidos de programas televisivos Juan de Dios Alcaide Serrano. Una vez explicando que los contenidos habían sido censurados por los desnudos de torsos, el tema de lo “demoniaco”, la hechicería y los ritos “satánicos” que se verían, gobernación no dio permiso de salir al aire.
Por una parte, los equipos de televisa arengaban a que existía ya la madurez para que la audiencia a nivel nacional y en horario estelar pudiera ver estos temas; por otra, gobernación alegaba que los contenidos podían afectar emocionalmente a las personas, en sí, en psicosis colectivas.
El debate no se bajaba de estas posturas.
Cuando tocó el turno de que los sindicatos tomaran la palabra, Fidel fue claro y contundente:
«… no podemos probar que la madurez de la audiencia estuviera lista para estos temas si no sacamos la telenovela al aire, eso nos diría si está o no preparada, por otro lado, tenemos películas de terror que han sido bien recibidas, cierto, con espanto de las audiencias, pero tampoco ha sido una situación exagerada y no hemos visto psicosis colectivas… o como se diga… doy el voto para que la telenovela se lleve a cabo y dejémonos de tonterías, la gente necesita estos distractores, ahora que nos estamos hundiendo como economía…» El 7 de febrero del 1983 El Maleficio se vio por primera vez a nivel nacional por todo México por el canal 2, en horario estelar de 9:30 pm a 10:00 pm —se iba a transmitir de 8:00 a 9:00 pm pero gobernación no dio permisos por cuestiones que muchos niños estaba aún despiertos— esperada por todos los televidentes por la expectativa causada en sus anuncios previos.
Casa de Los Pinos, habitación principal del presidente de la república Miguel de la Madrid Hurtado, 10:02 pm.
—Pero ¿quién chingados dio permiso de que saliera semejante pendejada al aire? ¡nos vamos a echar a todo México encima… ¡pásame el teléfono Paloma para hablar con el pinche Emilio!
¡No conectaba la llamada! así que el presidente bajó al lobby de su residencia para tomar el teléfono que le comunicaba directamente con su secretario de gobierno Manuel Bartlett Díaz.
—¡Dígame Sr. presidente!
—¿Quién chingados autorizó semejante pendejada de telenovela que tiene los pelos de punta a mi señora? imagínate a los televidentes… ¿fuiste tú?
—Sí Sr. presidente, por órdenes de Fidel quien dio el visto bueno y dijo que usted estaría de acuerdo, que lo platicaban mañana después de que en su casa viera el primer capítulo.
—Que la chingada… ¿seguro Fidel paga tu salario verdad?
—No sr. presidente.
—Mañana quiero un informe completo de que se trata esta pinche telenovela, con lujo de detalles y donde encuentre algo que no me guste, la voy a cancelar, me vale madres lo que opine Emilio.
Colgó…
Oficina de presidencia, Palacio Nacional 12 de febrero de 1983.
—Sr presidente el excelentísimo Cardenal Primado de México en la línea.
—Lo sabía —pensó el mandatario— a sus órdenes Sr. Cardenal, atento estoy a sus palabras…