Edgar Sánchez
El 8 de noviembre de 1519, hace exactamente 500 años, se encontraron el emperador Mexica Moctezuma Xocoyotzin con el capitán Español Hernán Cortés y con doña Marina Malintzin, a la entrada de la gran Tenochtitlán.
Luego de medio milenio, nos hemos acostumbrado a identificarnos como hispanos o latinos, sin aceptar que es mucho más dominante la herencia nativomexicana que la europea. Esto daña nuestras identidades y nuestro potencial en el mundo.
Hablamos románticamente de “nuestros indígenas”, pero los vemos como “ellos”, siempre ajenos, sin buscar en nuestro propio espejo el reflejo de sus rasgos étnicos.
Negamos el racismo o lo etiquetamos como “clasismo”, mientras aceptamos importantes diferencias sociales según la apariencia.
Viajamos al mundo de los europeos y euroamericanos y competimos imitando formas, sin desarrollar una diferenciación estratégica que sea coherente con nuestra verdadera identidad.
Un largo linaje de intelectuales mexicanos han abordado este tema a lo largo de los siglos. Obras como “La Raza Cósmica” de Vasconcelos, “El Laberinto de la Soledad” de Paz, o el “México Mestizo” de Basave, ilustran un complejo entramado de vectores identitarios que a veces nos empoderan y a veces nos limitan.
Estas obras hacen evidente que somos un pueblo mestizo, pero aún queda pendiente una importante tarea: resaltar la raíz indígena, porque es predominante y se mantiene inhibida y desdeñada.
Nunca ocuparemos nuestro lugar en el mundo sin sanar las identidades, y estas no sanarán hasta que rescatemos la herencia indígena nativomexicana.
Las culturas que nacieron en la tierra que llamamos México tienen mucho por darnos hoy. Somos únicos en todo el mundo gracias a esos ancestros. Ellos caminaron en los hielos eternos y llegaron aquí hace 15mil años, desarrollaron la milpa hace 9mil, crearon cosmovisiones, construyeron civilizaciones, celebraron rituales, integraron a los inmigrantes españoles, crecieron y se autodeterminaron. Todo esto hemos logrado a lo largo de milenios, y hoy es hora de dar un salto más.
Se llama “renacimiento” al proceso cultural que rompió con las tendencias de la edad media, inspirándose en los clásicos precristianos, griegos y romanos, que también pueden etiquetarse como culturas “indígenas” europeas.
Es hora de dar un salto más hacia el “renacimiento” mexicano, inspirándolo en nuestros propios clásicos. Es momento de rescatar las cosmovisiones de esta tierra y sacarlas del foso de la vergüenza. Las raíces nos darán frutos. La voz de los ancestros nos dará creatividad y poder en el mundo contemporáneo. Somos los mexicanos que descienden de aquel encuentro y nunca más se volverá a cumplir 500 años.