¿Qué celebramos, señor Presidente?
- Peña Nieto: Débil y sin fuerza ante la crisis
- El Chapo ya duerme en los Estados Unidos
- Decomisos y reuniones del General Gómez
- “Todo está en calma para el 5 de Febrero”
Ni nos ve ni nos oye: Sabino
En picada.
Que el ejercicio del poder desgasta a los gobernantes, no es novedad. Pero que a estas alturas del sexenio el Presidente Enrique Peña Nieto registre la aprobación más baja que cualquier mandatario haya tenido desde que se hacen estas mediciones mensuales, es de escándalo.
Según la encuesta de Reforma, el Mandatario mexicano tiene una desaprobación del 86% contra un raquítico 12% de mexicanos que están de acuerdo con la forma como gobierna.
Pero esos niveles no son gratuitos. Si hacemos memoria, el bono democrático que logró el mexiquense al aglutinar a la mayoría de las fuerzas políticas en el Pacto por México, al inicio de su Gobierno, le dio fuerza para sacar adelante reformas en materia de energía, hacendaria y educativa, por mencionar las más importantes.
Pero no le alcanzó para más. Sus amarres con partidos políticos en el Senado y la Cámara de Diputados, pronto se fueron como el agua.
Luego vendría el caso de los alumnos de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, donde el Estado Mexicano mostraría por primera vez uno de sus flancos más débiles: el de la comunicación y control de daños.
Resulta inexplicable que el Gobierno priista haya permitido que los costos de un hecho, a todas luces responsabilidad del Gobierno perredista de Iguala, hayan sido trasladados a la férula del Presidente Enrique Peña Nieto.
La soberbia, indolencia y el dejar pasar de Gobernación y Comunicación Social de Los Pinos, amén de la tardía reacción del propio mandatario, permitieron que el PRD se desmarcara del asunto y dejara solo al matrimonio Abarca, creando una “verdad histórica” de que el Ejército y el Gobierno Federal fueron responsables.
En esa etapa del peñismo, los empresarios mexicanos habían abierto otro frente por el tema fiscal que, dijeron, les afectaba demasiado. Tampoco se operó.
Luego, un asunto privado que se hizo público (independientemente de si hubo o no conflicto de interés), la señora Angélica Rivera aceptó posar en la “Casa Blanca” de las Lomas de Chapultepec para la revista Hola.
Ninguno de los hombres cercanos al Presidente, ni staff ni gabinete, se atrevieron a sugerirle, mucho menos a la primera dama, del riesgo que corrían con la aparición constante en las revistas del corazón.
El golpe fue durísimo y de ahí solo se incrementó la percepción de que la corrupción caminaba libremente en Los Pinos. Nadie, no voceros ni colaboradores cercanos, arroparon a la familia presidencial.
Es más, autorizaron a la señora Rivera de Peña para que saliera en televisión nacional a explicar lo inexplicable.
Con la revelación de la Casa Blanca, hecha por la periodista Carmen Aristegui, vino su salida de MVS Noticias, empresa que argumentó el incumplimiento de contrato para darla de baja.
Ese hecho tuvo un costo elevado para Peña Nieto. Nadie realizó una operación cicatriz con el equipo de la conductora, que hoy es una de las principales críticas del Gobierno Federal.
En Los Pinos saben, así lo comentan en corto, que en las redes sociales pierden todas. No ganan una sola y lo que se diga del Presidente es tomado como verdad a ciegas. Pero nada hacen por revertir esa tendencia, a pesar de tener el presupuesto más robusto del país para tales fines.
¿Y qué decir de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán -extraditado ayer a Estados Unidos- que sacó a la luz las corruptelas al interior de los penales federales? Nada, salvo la detención de funcionarios de nivel intermedio.
Luego vino la gran derrota del PRI en 2016, cuando perdió sus principales bastiones: Veracruz y Chihuahua fueron los más dolorosos para ese partido, no por el número de electores, si no por los casos de corrupción que junto con Quintana Roo, marcan un antes y un después en la imagen de ese partido, pero también en la del Presidente Peña Nieto quien -como esponja- absorbe todos los negativos.
Como cereza del pastel, vino la crisis petrolera, la devaluación del dólar y el triunfo de Donald Trump, que hoy jurará como Presidente de Estados Unidos de Norte América.
El tema del gasolinazo se cuece aparte y el costó ya le pasó factura en la última encuesta de Reforma.
Así llega el Presidente Enrique Peña Nieto al ungimiento del peor enemigo de México en la historia moderna de las relaciones bilaterales: Impopular y débil.
Y ya viene el 5 de Febrero, día que nuestro país celebrará el centenario del la Constitución de 1917 que hoy más que nunca, parece letra muerta.
¿Qué celebramos, señor Presidente?
-OÍDO EN EL 1810-
Se fue.
Joaquín El Chapo Guzmán durmió anoche en Estados Unidos, tras ser extraditado. Seguramente, el Cártel de Sinaloa estará experimentando fuertes cambios, habida cuenta de que seguramente comenzará a fluir la información de sus operaciones vía la DEA.
Delo por hecho.
-¡PREEEPAREN!-
Una más.
De nueva cuenta, elementos de la XVII Zona Militar decomisaron droga en las instalaciones del Aeropuerto Internacional de Querétaro.
Este año han sido detectados varios paquetes que van de paso a algún otro destino o tiene destinatario local.
Lo cierto es que la efectividad de los soldados comandados por el General Carlos César Gómez López, no es fortuita.
Hay inteligencia detrás de su labor, que ya es reconocida por los altos mandos.
Enhorabuena.
-¡AAAPUNTEN!-
Por cierto.
Ayer desayunaron los miembros del Club de Industriales con el General Gómez López en las instalaciones de la XVII Zona Militar.
El grupo empresarial estuvo encabezado por su presidente, Alfonso García Alcocer.
Doy fe.
-¡FUEGO!-
Ternura.
Que exageramos en nuestro análisis de ayer en torno a los riesgos que representa la celebración del Centenario de la Constitución ante la crispación nacional.
Que todo está bajo control, dicen en Gobierno del Estado, y que el 5 de Febrero habrá una jornada sin incidentes.
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