SERENDIPIA
Hace unos días, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, visitó el proyecto de la refinería de Dos Bocas, como parte de un proceso para asegurar condiciones de transparencia en la contratación y construcción de los proyectos estratégicos del gobierno.
Se trata de un nuevo esquema institucional inédito e importante si se parte del hecho de que la corrupción en el gobierno de Peña rompió todos los registros y representa el más grave de los problemas que frenan el desarrollo.
Si en el pasado los fraudes electorales retrasaron la consolidación de la democracia, en el presente la corrupción es el ancla más aparatosa para el desarrollo económico.
En la visita, Sandoval recibió una explicación de la obra, acompañada por auditores de la Función Pública y funcionarios de Pemex. Este año se realizarán 50 visitas de control a 25 programas estratégicos. Por instrucción presidencial, Sandoval dará seguimiento a las cuatro obras más relevantes: la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía, el corredor transoceánico y el tren maya.
Es una decisión positiva y oportuna tomando en cuenta los antecedentes de una gran corrupción y una frágil transparencia en el gobierno de Peña. ¿Pero sus alcances son suficientes para resolver los problemas del proyecto?
Construir una refinería es indispensable porque el gobierno de Peña permitió que cayera la producción. Pero la obra plantea problemas interinstitucionales y administrativos que están retrasado su comienzo.
Hay un nudo ciego en cuanto a mando y responsabilidades. La Secretaría de Energía es normativa y su misión es ordenar e incentivar el crecimiento de la industria.
AMLO designó a Rocío Nahle como responsable de las refinerías, lo que ha creado un problema administrativo al involucrar a la secretaria de Energía en un asunto operativo que es responsabilidad del director de Transformación Industrial de Pemex, un funcionario que en el proyecto tiene dos jefes: el director de la paraestatal y Nahle.
Este cruce de mandos ha provocado que las rehabilitaciones necesarias no comiencen todavía. Es vital poner freno a la corrupción y esa será la responsabilidad de Sandoval, pero hay otros aspectos vitales del proyecto que parecen a la deriva.
¿Es Dos Bocas la mejor opción en costos y beneficios? Construirla en Tabasco plantea un problema similar al de la distribución de medicamentos. En Dos Bocas está cerca el petróleo crudo, pero el punto de venta, el Valle de México, está lejos, lo que hará necesario emplear cabotaje a Tuxpan para sustituir las importaciones y bombearlo a la refinería de Azcapotzalco, o hacer un poliducto en Pajaritos o Dos Bocas para enviar los productos.
El gobierno de AMLO descartó antes un terreno cercano a la refinería de Tula, que resolvería el problema del traslado de los productos. En esos predios existen ya estudios e ingeniería de Pemex.
¿Qué institución se hará cargo de resolver los conflictos entre instituciones en las obras estratégicas del gobierno? ¿La Función Pública entrará al quite?