LA APUESTA DE ECALA
Cuando el secretario particular del presidente Salinas de Gortari le dio el tomo del Plan Nacional de Desarrollo Industrial para diferentes entidades —Monterrey, Querétaro y Lázaro Cárdenas, por citar algunas— al mandatario hubo algunas cuestiones de desigualdad de inversión que no le resultaron las más propicias.
Dentro de sus pensamientos no le quedaba claro porqué un Estado como Querétaro —con el mayor número de mantos de agua en el subsuelo de toda la república— no detonaba como un lugar único en el mundo, y capturar a las empresas más importantes a nivel internacional en producción y manufactura.
Así que se giraron órdenes para detonar estos lugares —también privilegiados por el cruce de caminos y corazón geográfico del sistema de carreteras nacional— y determinar los pasos a seguir, claro, ahora alineados al Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994, que pretendía cambiar de una vez y por todas, el mapa comercial de México.
«Dejar de ser una economía mixta —más populista y demagoga— y convertirnos en un referente internacional como Querétaro, que, a pesar, de su ambiente local complicado para los industriales, han sacado adelante un sistema de exportación a niveles comparables con Detroit y Michigan, o nos hacemos todos como Monterrey y Querétaro, o caemos en crisis por no estar preparados para el mercado mundial.»
Sin más, se detona el programa nacional de desarrollo del país, en el cual no solo se miraba el crecimiento de los capitales privados, sino el control también de una incipiente democracia, en donde las instituciones electorales ya deberían dejar de ser parte del cuerpo del gobierno y buscar una independencia, y si fuera posible, saber como se hizo en el industrial Querétaro, para lidiar con empresarios, industriales, comerciantes, estudiantes, familias y todo un esquema que giraba alrededor de grandes empresas, todos ellos en un lugar pequeñito, como lo era la ciudad en 1989.
El veracruzano Fernando Gutiérrez Barrios —mano derecha de Salinas– era un hombre armado al estilo de la región, mal hablado, fumador, bueno para la política y las negociaciones entre diferentes gobernadores de la república, era en verdad una joya de las relaciones interinstitucionales, era baluarte y contención del sistema nuevo de hacer de México un capitalismo útil y que beneficiara a cualquier persona que deseara poner una empresa —por pequeña que fuera—.
Las reuniones con empresarios de Querétaro y Gutiérrez Barrios, se convirtió en un continuo, con la intención de que fueran marcando el camino, de hacia dónde llevar esta nueva manera de tratar de convertirnos en menos economía mixta y más una comercial.
Aún batallaba Gutiérrez Barrios con el estigma de que Cuauhtémoc Cárdenas haya ganado la presidencia, en donde varios empresarios de manera cercana le hacían la burla —pesada, por cierto— de que si hubiera quedado Cárdenas las economía se hubiera cerrado por completo en un socialismo.
Solo de pensarlo Gutiérrez Barrios sudaba, debido a que la carga de la sospecha de la famosa “caída del sistema” le daba un tono de totalitarismo de los años 60´s a la nueva administración federal, pero no se inmutaba y salía airoso de los comentarios.
En una de las reuniones pactadas para la Mansión Galindo entre empresarios de Querétaro y Gutiérrez Barrios, se designó que participaran de igual manera, miembros del primer gabinete de Salinas, para cuestiones de presentar el plan nacional de desarrollo industrial para la región —una vez reordenado y enfilado al crecimiento del estado—.
Llegaron todos en puntual asistencia al desayuno, en donde la orden del día marcaba como mesas de trabajo después de los alimentos, conferencias de expertos en comercio exterior —norteamericanos— todo lo referente a los cambios en las leyes referentes al comercio y producción, así como de extracción de minerales.
Se trataba de que al terminar comieran, tuvieran unas dos horas de descanso, y después continuarían con los trabajos de las mesas, para terminar con una cena de gala, amenizada por supuesto por la Estudiantina de la UAQ —que en esos tiempos era el grupo representativo de la universidad que tenía un nivel superior al de una orquesta de cámara e interpretaban melodías con una finura excelsa—.
Cuando llegó Gutiérrez Barrios le recibió Roberto Ruiz Obregón —de Coca Cola— quien presidia la orden del día, y encargado de hacer llegar a los empresarios de la Cerillera —San Juan del Río— Tremec, Kellog´s, y el joven Ing. Bernardo Quintana Isaac —grupo ICA—, quien aún con su estilo de cara japonés, pasaba por extranjero.
La reunión permitiría conocer de viva voz, los aciertos de la industria en un estado común con un cuidado excelso por parte de presidencia para su crecimiento, y a su vez, determinar algunos caminos a seguir.
Sin rodeos comenzaron con una exposición de las nuevas tendencias de comercio exterior y los beneficios de apertura, para colocar productos mexicanos en el extranjero.
Eran las 10:18 de la mañana.
Al terminar la mañana ya tenían un cuadro adelantado, todos acordaron en adecuar el marco regulador de la actividad económica, creación de empleos productivos y protección del nivel de vida de los trabajadores —reformas laborales— y varios empresarios insistían en el tema de sistema nacional de planeación democrática, a lo que Gutiérrez Barrios de inicio no le gustó.
—Esto implicaría presupuesto para algo que no existe.
—Eso sería parte del acuerdo o no nos subimos al tren mi Fer — reviró Ruiz Obregón— acuerdo democrático para que ciudadanos vigilemos las votaciones, dile al presidente.
Con entre dientes tomó la propuesta y se dirigió a su cuarto para llamar al presidente.
Palacio de Gobierno Federal, oficina de presidencia de la República, 9:45 am.
En los sillones de fina piel negra y el piso pulido en extremo, la presencia de José López Portillo y Luis Echeverría —sin cita— hacían sudar a Martita la secretaria personal del presidente.
Una de las indicaciones de guardias presidenciales a equipos de apoyo, era la de no dejar pasar a nadie a la oficina del presidente sin cita, misma que debería ser valorada, pero los dos exmandatarios llegaron de sorpresa y dando órdenes a personal que los atendió en su momento, y al no querer un altercado alguno con el sistema de guardias, los dejaron pasar.
Así que la sorpresa no se la llevó el presidente Salinas, sino ellos, porque al entrar al despacho estaban dispuestos tres flamantes desayunos con la comida preferida para cada uno.
—Bienvenidos señores presidentes, es un honor tenerlos aquí —mientras le echaba unos ojos de pistola a la sudorosa Martita.
—Agradecemos el gesto presidente.
A la reunión entraron los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores Fernando Solana Morales.
Tomando varios asuntos pendientes —entre ello las pensiones— y Salinas se atrevió a comentarles que regresaría la banca a particulares, a lo que Portillo se disgustó argumentando que era la única forma de lograr que los mexicanos se capitalizaran, pero el presidente le informó que el gobierno solo estaba dándole vueltas al dinero.
La reunión si aportó varias cosas al entendimiento de los exmandatarios.
«Las políticas populistas han dejado de ser útiles en el esquema mundial, impulsar los mercados internos con creación de empresas, pero no por grandes inversionistas, sino el del ciudadano a pie, el de todos los días, abrir una papelería o un restaurante deben ser detonadores de un máximo desarrollo del país y hacia ese lado iremos»
Fue contundente en su respuesta.
Al termino del desayuno Salinas le solicitó a Gutiérrez Barrios un informe acerca de las condiciones del estado de Querétaro, y de la posibilidad de mandar a vivir a José López Portillo y a Echeverría a ese estado, con el fin —pareciera oficial— de que no le volvieran a caer de sorpresa —aunque de inicio de la investigación era por cuestiones de salud de ambos—.
Así se solicitó al francés José María Córdoba Montoya —nacido en La Ciotat, Francia— jefe de la oficina de presidencia, comenzara los análisis del estudio de factibilidad de vida y calidad, para lograr “invitar” a los exmandatarios a vivir en ese lugar.
Así la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales de la secretaria de gobierno instauró un sistema de información continuo con el estado de Querétaro, obteniendo datos que reforzarían la hipótesis de Córdoba Montoya:
«Es Querétaro el mejor lugar para vivir, cercano a los manantiales de Tequisquiapan y San Miguel Allende, señores mandatarios»
Los reportes comenzaron a llegar, en verdaderos tomos de información geográfica y estadística, mismos que atiborraban la oficina de Córdoba, quien a bien solicitó audiencia con presidencia por todo lo que se había encontrado.
Una vez concedida, se invitó al gobernador del estado el Lic. Mariano Palacios Alcocer a la reunión acerca de la presentación de datos del estado propio, a lo que se estableció una muestra sencilla y ejecutiva por el tiempo de ambos mandatarios.
Al gobernador del estado la idea de tener a los exmandatarios le era de verdad insólita ¿qué harían en la ciudad o en el estado? de verdad que considerar vivieran cercanos a la capital, y también era menester establecer lo cercano a la realidad de que esto se llevara a cabo.
Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales presentó una población para 1990, dentro del estado de Querétaro, de 538 mil habitantes solo en la capital, con 76 300 vehículos, de los cuales un 4% eran de marcas extranjeras y de extremo lujo —tres Porsche modelo actual, lo que llamó la atención del presidente—.
También acompañaba en la sesión el presidente municipal de Querétaro, el Lic. Braulio Guerra Malo, que había sido ya seis años rector de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Los datos fluyeron.
Las familias dejaron de tener hijos, de 3.5 promedio que se tenían en 1970, para 1990 fue de 2.1; en las zonas rurales las mujeres tienen 4 promedio.
La población menor a 14 años es del 42% del total de la población —1 023 235 habitantes para 1990 en todo el estado— el 40% reside en la capital del estado, y solo se cuentan 37 localidades urbanas
—¡Están muy amolados! — mencionó el presidente.
514 mil personas saben leer y escribir en el estado, y quien había terminado la primaria eran 234 mil, y trabajan en el estado 300 mil personas, en donde el 75% son hombres y 22% mujeres.
Hay 219 mil mujeres denominadas amas de casa —y muchos maridos regañados, insistió el presidente—.
—¿Cuántos productivos en total Córdoba?
—300 mil, presidente.
—¡Pues échale! solo 219 mil papás trabajadores, unos 80 mil viven solteros, viudos o cómo ¿tenemos ese dato?
—No presidente
—¿y pues luego? — Córdoba tomó el dato y de inmediato se pusieron a buscar.
Hay 193 mil viviendas de piso de concreto y solo el 53 tiene drenaje, los materiales varían desde adobes viejos y ladrillo, hasta simples concretos.
«¿Cómo voy a mandar a los expresidentes a una ciudad donde solo el 53% tiene drenaje?» comentó años después en una entrevista.
La información de este estudio se presentó el 7 de noviembre de 1992 en Palacio de Gobierno del Estado de Querétaro, y lo hizo el presidente del INEGI nacional, Dr. Carlos M. Jarque en relación con el IX Censo Nacional de Población, al Sr. Gobernador de Querétaro Lic. Enrique Burgos García.
Palacio Nacional varias semanas después…
—Sr. presidente se quejan varios gobernadores de que en sus entidades no se presentaron los Censos con la figura del presidente del INEGI.
—Por favor, hágales saber de la manera más atenta, que dice el presidente de la república ¡qué no son Querétaro!