EL JICOTE
En virtud de la vocación de transformación de instituciones, prácticas y rituales, se esperaba que la Cuarta Transformación también le metiera la mano e hiciera un cambio profundo del formato del Informe presidencial, después de todo se trataba del primer Informe de un Presidente de izquierda. Pues nada, el formato encorsetado del Informe de los últimos presidentes se aplicó con una puntualidad de relojero. El documento escrito se envió al Congreso y después, en Palacio Nacional, ante una audiencia de correligionarios y de cuates, se leyó el mensaje político. El genoma aplaudidor lo comparten los panistas, priístas y morenistas. López Obrador fue interrumpido cuarenta y una veces con aplausos atronadores. En promedio, una vez cada 170 palabras o cada 142 segundos. Ni las audiencias reclutadas de los programas de televisión de concurso son tan entusiastas. El tono del contenido y de la retórica presidencial fue igual que con otros presidentes, en el caso de López Obrador se destacaron 54 logros por una sola autocrítica. Es de sobra sabido que palabra autocrítica es prácticamente desconocida en el lenguaje de la Cuarta Transformación.
Muy digno de aplaudirse el compromiso del Presidente cuando sostuvo: “También estamos transitando hacia una verdadera democracia. Se acabará en el sexenio la vergonzosa tradición de fraudes electorales. Las elecciones serán limpias y libres…”Para que la felicitación hubiera sido completa, se necesitaba que el Presidente aprovechara la oportunidad de posicionarse ante la anticonstitucional y terriblemente antidemocrática Ley Bonilla, por medio de la cual el gobernador de Baja California Jaime Bonilla quiere extender su mandato. No solamente el Presidente no le hizo un extrañamiento sino que el Gobernador estaba entre los invitados especiales. Ni en el verbo ni en los hechos se le descalificó, lo que alimenta la versión de que el mismo Presidente está de acuerdo con este buscapiés de Bonilla, preludio de un intento de reelección presidencial.
El Presidente utilizó en su propaganda del informe el estribillo; “No es por presumir”. Y en muchas afirmaciones tiene toda la razón, pero en la que más, es en las remesas que envían nuestros migrantes. Anteriormente López Obrador se lamentaba de que nuestra fuerza de trabajo no tuviera oportunidades en el país, ahora reconoce su importancia para nuestra economía y manifiesta, como si fuera un logro de su gobierno: “…es el monto –de dinero- más alto que se ha registrado en toda la historia del país”. Como tampoco tiene su gobierno ningún mérito en las medallas conquistadas por nuestros atletas en los juegos Panamericanos y Paranamericanos. Hay en el Informe una línea de optimismo forzado y un propósito muy claro de engatusarnos con productos y resultados en los que la Cuarta Transformación no tiene nada que ver. Son caravanas con sombrero ajeno que se observan ridículas.