ALHAJERO
Entre 1991 y 1993 –tiempos de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari en México y de George W. Bush en Estados Unidos, coincidieron al frente de las Procuradurías de Justicia de ambos países dos personajes: Ignacio Morales Lechuga de nuestro lado, y William Barr del vecino del norte.
Vale la pena recordarlo porque Barr es –ni más ni menos- que fiscal general de Estados Unidos de nueva cuenta (asumió el cargo en febrero de este año).
Morales Lechuga rememoró ayer por la noche, en La Entrevista con El Heraldo TV, esa etapa difícil de la relación con EU, y concretamente con Barr.
Tiempos en que estaba a flor de piel el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena, en febrero de 1985 (bajo la presidencia de Miguel de la Madrid) y en los que el gobierno de Estados Unidos buscaba “justicia”, por las buenas o por las malas.
Una anécdota al respecto pinta con claridad lo que se vivía en aquel periodo entre México y Estados Unidos. Cuenta el ex procurador general de la República que una noche fueron a cenar los dos (Morales Lechuga y Barr), junto con Jorge Carrillo Olea, director del Cendro, y William Sessions, director del FBI. Una noche muy larga que se extendió hasta las cuatro de la mañana, en la que el Fiscal estadounidense les advirtió: “Estados Unidos no va a renunciar a juzgar a los asesinos de Camarena…
“Pero además –agregó Barr– quiero pedirte la extradición de tres funcionarios: Juan Arévalo Gardoqui (ya ex secretario de la Defensa en ese momento), Enrique Álvarez del Castillo (ex Procurador de la República) y Manuel Bartlett (ex secretario de Gobernación).
Palabras más, palabras menos, Morales Lechuga le contestó:
“Conozco la tesis que tú manejas y conozco parte de las pruebas en que te basas para pedirme la extradición, pero sé que son falsas. Tengo evidencias para demostrar que son inventos de esos cinco delincuentes de Jalisco que ustedes se llevaron como testigos protegidos y sé que les están pagando 5 mil dólares a cada uno para que se mantengan en Estados Unidos”. Se enfrascaron en los datos.
A manera de colofón, Morales Lechuga apuntaría: “Salí de ahí (de esa cena) con la idea de que mis días en la PGR se acortaban…”.
Han pasado más de 25 años desde entonces. De aquellos tres funcionarios cuya extradición demandaba Barr, dos han fallecido: Arévalo Gardoqui y Álvarez del Castillo.
Sólo vive Bartlett. Y también está de vuelta: Es el actual director de la Comisión Federal de Electricidad.
Ahora van las preguntas inevitables: El Barr bajo el gobierno de Bush padre, ¿será tanto o más duro con México que ahora con Donald Trump? ¿Volverá a pedir (esta vez al Fiscal autónomo Alejandro Gertz Manero) la extradición de Bartlett? ¿Está blindado el poblano?
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