DESDE LOS BALCONES
Si no se está de acuerdo, en reconocer la extracción social y política de un hombre, que no viene de las Élites del poder, ni pertenece a las mismas; cualquier análisis de su desempeño en este lapso de gobierno, resulta incomprensible, sin dejar de ser un referente valioso y obligado de tener en cuenta.
Es un informe radicalmente distinto, el del Presidente Andrés Manuel López Obrador; en primer lugar, porque este primer mandatario del país, no es una continuación de los que le precedieron; es, más bien, un crítico pertinaz y agudo de la conducción política del Estado Mexicano y no sólo en opinión, sino en la práctica y con hechos.
Otra cosa es si las clase dominantes lo comparten y lo aceptan, al igual que las élites burocráticas de los tres poderes de la Federación, entre otros los gobernadores en los Estados de la Federación, los diputados y los senadores; unos y otros, seguramente tienen su propia subjetividad y protagonismo, además de sus propios intereses de grupo y de clase, para juzgar lo expresado en este Primer Informe del Presidente Andrés Manuel López Obrador, dado en el Palacio Nacional y sin incidente alguno, como no sean las opiniones y declaraciones que por aquí y por ahí se recogen, como si éstas fueran parte orgánica en la responsabilidad del Estado, o de las grandes corrientes de opinión dentro y fuera de los partidos con mayor o menor peso político.
Andrés Manuel López Obrador rompió el listón en aciertos y velocidad frente quienes le precedieron en el poder.
Jamás se jactó de sentirse dueño del poder, ni habló como otros de “mi gobierno”. Reseño seca y concisamente lo que ha realizo de las política públicas, especialmente las del Bienestar; el sinnúmero de las diversas becas se da los jóvenes, a los estudiantes, a los discapacitados, a los de la tercera edad, mismos que reciben los apoyos directos y sin intermediarios de ninguna naturaleza, ni siquiera dentro del mismo aparato de gobierno.