POLÍTICA Y FICCIÓN
En fecha veintiocho de junio de este año dos mil diecinueve, fue publicado en el periódico oficial del gobierno del Estado, el denominado Código de Ética del Poder Legislativo, del cual se desprende en el apartado de considerandos que tiene como una de sus múltiples finalidades la de ser una herramienta indispensable para borrar la barrera entre los valores morales de la sociedad y los valores de sus representantes, así como que su aplicación será muy útil para cumplir con el propósito de asegurar que la Legislatura responda a la noble misión que le ha sido encomendada por el pueblo, o al menos, es lo que está redactado en el apartado al que ya me referí. Ahora bien, el mencionado Código, que está conformado por 10 artículos, refiere que su deber ser consiste en establecer los valores, principios y obligaciones aplicables a las y los servidores públicos del Poder Legislativo, y en su numeral 4, enumera los supuestos valores y principios que deben de observar los funcionarios de dicho Órgano de poder, entre ellos, los y las legisladoras, entre los cuales se encuentran: la cercanía; misma que es definida como estar en contacto con las necesidades de la sociedad para juntos encontrar soluciones en el marco de la Ley, equidad, entendida en este texto como la abstención para realizar actos discriminatorios que afecten a particulares, objetividad conceptualizada como mantener una actitud imparcial libre de todo sesgo, para tratar asuntos que queden bajo su análisis y estudio, así como respeto a los derechos humanos, que a decir de este catálogo de buenas intenciones, consiste en respetar los derechos humanos en el ámbito de sus competencias y atribuciones, garantizando, promoviendo y protegiéndolos de conformidad con los principios de Universalidad, Interdependencia, Indivisibilidad y Progresividad, y así continua el ya multicitado Código, haciendo un recuento de valores que todo funcionario de la legislatura debe de observar, y lo cierto es, que de los pocos valores que le comparto a usted, en esta colaboración, probablemente ninguno de nuestros legisladores y legisladoras, observa, pues basta observar y analizar la postura de la iluminada diputada del PAN, la señora Méndez, que se ha encargado de institucionalizar el discurso homófobo en la entidad, con la complacencia de sus compañeros de bancada; bajo esa misma óptica reflexiva podemos recordar los posicionamientos del ex Alcalde del Municipio de Corregidora y quien bien podría llevarse el reconocimiento al mejor empleado del gobernador, Antonio Zapata, cuando se trata de defender los incrementos a la tarifa del transporte público en Querétaro, o cuando tuvo la ocurrencia de controlar el acceso al recinto legislativo, es decir, ejemplos de lo que podría ser un anti Código de ética que tenemos muchos, por lo tanto llama la atención que el instrumento jurídico que nos ha ocupado, no contemple en ninguno de sus apartados, algún tipo de sanción para el supuesto en que algún funcionario del poder legislativo incumpla con el referido Código de Ética, por lo tanto, no habrá consecuencia legal alguna, en el supuesto ya contemplado, lo que se traduce en una burla mas al ciudadano al que se supone que se deben en todo momento, ya que podrán seguir violentando no sólo esta disposición sino cualquier otra bajo el manto protector de la impunidad y de la pasividad de fiscales y jueces, concluyendo que la reglamentación en comento es una simulación más, de esta triste y mediocre legislatura.