ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
En la semana que ha pasado, se produjo una inesperada cantidad reproducciones que pasan las 30 mil, de un video que trata sobre “Peña Colorada”, ese espacio natural dentro de la zona urbana y que ha sido por más de 10 años objeto de una disputa entre los desarrolladores urbanos y las ambientalistas. Unos por conseguir tierra para sus nuevos desarrollos habitacionales y comerciales y las otras, para conseguir que se preserve tal espacio como área natural protegida.
Lo que llama la atención, es el hecho de ¿por qué tantas reproducciones de este video?, y a ello, brindaré una perspectiva del porqué. Pues resulta, que en la percepción del individuo y en su configuración colectiva, los espacios urbanos y por supuesto aquellos de carácter natural pero circunscritos en la urbe, acude la urbanidad como constituyente de uno de los fundamentos del sentimiento de pertenencia, encarnada por un lugar, es decir se trata de una identidad territorialmente marcada, misma que se convierte en un componente de identidad mayor. Y las transformaciones de las condiciones urbanas conllevan modificaciones en la noción de proximidad, que la conducen a una significación más sicológica, que física, no obstante, las zonas de proximidad percibidas se agrandan en función del crecimiento del centro de población y en las aglomeraciones, la proximidad se percibe en una escala mucho más amplia, de ahí que el habitante, perciba como cercano un lugar situado en un radio de 5 a 10 km de su lugar de residencia.
Por otra parte, el espacio de proximidad, tiene una función particular para la apropiación de la ciudad, en donde se hace énfasis, en el caso de “Peña Colorada”, lo que cuenta es la dimensión subjetiva de ese territorio natural con sus características propias encarnadas en su biodiversidad, el servicio que brinda para recargar el acuífero, para remover las partículas contaminantes, el control de riesgos por inundación y por supuesto, la captura de CO2, y eso es justo lo que permite al individuo sentirlo como propio. Se trata, por tanto, de los atributos físicos y sus servicios ambientales de esa zona, como también, de las dimensiones sociales. Además, confluyen diferentes tipos de relaciones simbólicas con dicho espacio natural de proximidad. Como espacio abierto, como el último relicto natural, o pulmón de la ciudad, como símbolo de oposición a la especulación inmobiliaria, como el espacio de todos y no de unos, como el territorio de reserva para las siguientes generaciones a guisa de “zona de desarrollo de vida cotidiana”. Por ello, el impacto de este video explicado por la niña y el niño ha removido ese conjunto de relaciones significantes del territorio de proximidad llamado “Peña Colorada”.
Más allá, de un decreto para formalizarla como área natural protegida, “Peña Colorada” ha tomado su papel simbólico y significante para los ciudadanos, de tal forma, que desaparecerla para sembrar casas y comercios se antoja ya imposible, pues tendrían que enfrentar a la ciudadanía, a la vergüenza social y cargar con una culpa histórica, que no alcanzarían a pagar en varias generaciones. El tema, ya no es propio de expertos, ahora, como se demuestra con las miles de reproducciones del video, que ha transitado a un nuevo paradigma, basado en la concepción psicofísica de las relaciones entre el individuo y su entorno natural, a partir de la gestación de un modelo de estímulo-respuesta, en donde las relaciones de tipo afectivo se entrelazan con las características físicas del territorio de proximidad, para dar paso a una situación fenomenológica del espacio y la experiencia del individuo, colectivo o sociedad en su relación con la naturaleza dentro de la urbe, como el espacio natural de la ciudad y para todos.